Segunda cita

230 22 14
                                    


PERDONEMEEEEEEEE!! perdon por tardar más de dos meses en actualizar TuT pero como expliqué en el libro de nominaciones, las tareas me han quitado tiempo además de que la computadora no es mía, enserio perdóneme.
Para compensarlo, les adelantó que este es el capítulo más largo hasta ahora y es uno de mis favoritos y espero que lo disfruten que lo hice con mucho cariño para ustedes!!!
Sin mas que decir.....A LEER!!!!

En la guarida

Los chicos llegaron corriendo a una increíble velocidad, adelante se encontraban Leonardo y Donatello quienes se aseguraban de apartar cualquier obstáculo que se les cruzara en su camino mientras que por detrás se encontraba Rafael quien iba cargando al pequeño Miguel Ángel como si fuera lo más delicado del mundo y como no creer eso si el pecoso estaba inconsciente y con unas cuantas heridas.

En ese momento, Splinter salió del dojo al escuchar la llegada de sus hijos y lo primero que vio fue como llevaban en brazos al menor de la familia y lo siguiente que notó fue que tenía una cortada realmente profunda en el brazo, y esto provocó que, por dentro, aquel roedor se preocupara demasiado por su pequeño hijo, pero debido a como se encontraba la situación en la familia últimamente, no podía exteriorizar lo que sentía realmente debido a ese tonto enojo que no ha dejado de cegarlo todo este tiempo, por lo que solo se limitó decir con una expresión neutra en su rostro:

-Llévenlo al laboratorio para que Donatello pueda revisarlo- comentó mientras soltaba un suspiro- mañana no trabajará en la limpieza y tampoco tendrá entrenamiento extra...además no saldrá de nuevo al patrullaje nocturno- finalizó el Sensei para después retirase dejando a los chicos tanto sorprendidos como pensativos, pero se olvidaron inmediatamente de eso y se concentraron en lo principal, su hermanito, a quien llevaron directo al laboratorio para que el de bandana morada pudiera atenderlo.

A la mañana siguiente

Miguel Ángel comenzó a abrir los ojos lentamente para poder adaptarse a la luz de lugar, además de que se encontraba algo adolorido gracias a todo el esfuerzo que hizo la noche anterior. En ese momento, el pequeño quelonio notó que estaba en su habitación con el brazo vendado cosa que lo extraño bastante hasta que le llegó a su memoria la pelea que tuvo contra Dark Dragon por lo que pensó en voz alta: "esa chica tiene algo especial, pero aún no se lo que es... y no me rendiré hasta descubrirlo".

Después quedarse mirando al techo pensativo por varios minutos, decidió que sería mejor olvidar aquel tema, pero entonces, recordó que había faltado a su cita con Avalon por culpa del patrullaje lo cual provocó que su ánimo bajara al instante.

-No pude ir a verte Avalon, lo siento, lo más seguro es que pienses que soy un tonto- dijo con la mirada baja pero entonces le llegó algo a la mente –hoy sin importar que la volveré a ver- comentó con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, pero esta desapareció al instante y fue remplazada por una expresión de duda- pero no puedo presentarme frente a ella sin llevarle un regalo...mmm... ¿pero qué podría obsequiarle?- se cuestionaba la tortuga de bandana anaranjada- tiene que ser algo realmente especial, es decir no puedo regalarle cualquier cosa- agregó.

Mikey se quedó pensando por un buen rato el cual parecía interminable hasta que fijó su vista en el escritorio que había en su habitación y se dio cuenta de que tenía varias cosas ahí que le podían servir para crear el regalo perfecto para aquella chica así que, sin tiempo que perder, se levantó de su cama y comenzó a trabajar en un regalo para Avalon.

En la sala

Los chicos no lograron dormir bien debido a que estaban sumamente preocupados por su hermanito pues esperaban que estuviera bien y despertara pronto, en especial la tortuga temperamental de la familia ya que no ha olvidado que el día anterior vio a su hermanito llorar, y no se rendiría hasta saber el porqué de aquellas lágrimas.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora