Joanne.
Mi padre cerró el último cajón rebosante de ficheros y volvió a sentarse en su cómoda butaca. Tamborileó los dedos encima de su estómago y luego los entrelazó, como queriendo saber si necesitábamos algo más. Sven sonrió, satisfecho de haber podido concretar el negocio. Mi padre me había pedido que permaneciera allí a pesar de que no dije nada más. Nos escrutó a ambos por unos instantes, esperando, desconcertándome, hasta que Sven, quien se hallaba sentado junto a mí, optó por romper el silencio.
—Señor, ¿Le molesta si escolto a su hija hasta su casa? —musitó, con la misma formalidad que había estado utilizando durante toda la velada, mientras yo lo observaba con dejadez. Mi padre asintió muy lentamente, cerrando también los ojos, y yo vislumbré casi con una claridad que no dejaba lugar a dudas lo que había estado pensando. Sven le había caído bien; era un hombre excepcional, y mi padre tenía un olfato prácticamente infalible para ese tipo de personas, por lo cual, seguramente hubiera encontrado en él un buen partido para su hija. Deseé que simplemente se tratara de la costumbre a pensar de más que desde hacía un tiempo se había apoderado de mí.
Sven se puso de pie y me tendió la mano para que hiciera lo mismo, entonces me despedí de mi padre y comencé a caminar a su lado, sin dejar de ser prudente respecto de Élida, pero ella volvía a mostrarse totalmente ausente en aquella casa. En ese instante creí ver en Sven una expresión de intriga; había notado que yo no me hallaba completamente cómoda hasta que hubiésemos atravesado la puerta y dejado aquella casa detrás, si bien no hizo pregunta alguna mientras nos acercábamos a su auto y él ponía la llave en la cerradura del mismo. Parecía recién sacado de la concesionaria y olía como tal.
De haber sido un futbolista multimillonario, yo también hubiese comprado departamentos y autos a montón, pensé.
—¿Te gusta? —cuestionó a continuación, encontrándome distraída, contemplando cada detalle correspondiente al interior de aquella nave. Luego la dejé de lado y cuando lo miré sus ojos ya no eran los mismos que diez minutos atrás. Estábamos solos.
—Es estupendo. —contesté, acariciando el tapizado—. Pero no eres digno de él...—Abrió la boca a punto de protestar y yo me reí—. ¿Escoltar? ¿Lo has dicho en serio?
—A los padres le gustan ese tipo de formalismos. —No le dio importancia, y encogió un hombro en un gesto propiamente infantil.
—Tienes mucha experiencia en eso, por lo que veo. —Me arrellané en el confortable y suave asiento, y hablé con la voz tranquila y cargada de confianza, mientras mi mirada se hallaba más allá de la ventanilla y mis manos, sobre mi vientre ya pronunciado.
—No tanta como me gustaría. —Puso en marcha el motor; apenas si hacía ruido—. Pero salió bien, ¿O no?
—No fue más que suerte. —Él se mantuvo callado mientras pretendía alejarse del estacionamiento, entonces agregué, sin saber que aquella frase sonaría peor intencionada que en mi mente—: Con ese rostro, no existe padre que no te hubiese permitido llevarte a su hija.
—¿Por qué lo dices? —Esta vez parecía interesado, aunque estuviese concentrado en las calles que atravesábamos por el momento.
—Pareces el tipo de chico que se enamora, se casa y tiene hijos. Uno de esos que se comprometen para toda la vida ¿Tienes idea de qué tan difícil es encontrar a alguien así? —suspiré—. Como no es para nada simple, también resulta encantador.
—Gracias, preciosa. – me guiñó un ojo y volvió a sonreír. Hubiera deseado que se evitara tal gesto, ya que no me resultaba propicio en aquella circunstancia. Ni en ninguna otra. Una parte de mí no había tenido la más mínima intención de cada palabra pronunciada significara lo que realmente sentía, sin embargo lo que restaba quería hacerle saber que también me atraía de cierta forma. Necesitaba inevitablemente acallar esa voz—. Entonces, ¿Dónde quieres ir?
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Tren a Baviera
FanfictionFanfic sobre Manuel Neuer. El exitoso arquero de la Selección Nacional alemana tiene todo lo que un hombre podría soñar. Sin embargo, la infelicidad provocada por la monotonía en su matrimonio lo lleva por senderos sinuosos donde las noches de fiest...