Joanne
Mi madre se detuvo en seco, tan atónita como pudiera estar. Definitivamente Élida no había premeditado aquello como una opción. Quise saber entonces qué era lo que la llevaba a contemplarme de manera suspicaz, creí que se trataba del hecho de estar viviendo bajo su mantención cuando ya no debía hacerlo.
Si bien una vez que lo hube confesado sentí una ráfaga de liberación atravesarme, la presión del momento me mantenía histérica aunque inmóvil. Sabía que estando la casa llena de gente, había elegido el momento menos oportuno para soltar aquella noticia, mas no me veía dispuesta a aceptar las acusaciones que mi madre profería respecto a mí. Me resultaban carentes de sentido, injustas y crueles.No se movió ni dijo nada durante algunos instantes. Mi padre dirigió su mirada a ambas alternativamente. Él tampoco podía creerlo, sin embargo Élida se le adelantó al generar una respuesta.
—No, Joanne. Eso es imposible... —fruncí el ceño, ¿Adónde pretendía llegar con la negación?— Tú no estás casada, ni tienes pareja estable...
—Estas cosas pasan, mamá. —suspiré, contemplando el techo con un gesto de hastío— Simplemente suceden y son inevitables.
—No para mi hija. —Allí intervino mi padre. Su tono de voz, fuerte aunque claramente decepcionado, me hizo desear que no hubiera dicho nada. Kurt siempre había sido más comprensivo conmigo, sin embargo, entendí rápidamente que no era este el caso—. Joanne, esto está completamente mal.
—No. No lo está. —dije, intentando convencerlos a ambos, y sobre todo a mí misma. No podía volver a pensar que existía algo erróneo en mi situación, no debía dejar que me hicieran creer eso.
—Sí, definitivamente. —Mi madre comenzó a moverse frenéticamente por la habitación, histérica—. Joanne, no estás casada. ¿Qué tipo de vida piensas tener? ¿Un hijo? Es una locura.
—No es ortodoxo. Y más que nada, no es la forma en que te criamos. —intervino mi padre.
Siempre había sido una chica religiosa ya que me habían educado bajo esos preceptos. Sin embargo, no encontraba relación alguna con mi embarazo que después de todo, siguiendo sus propias creencias, no podía ser otra cosa que un regalo de Dios. ¿Por qué era tan necesario el matrimonio?
—¿Ves? Ahí está. —Élida se dirigió a Kurt, como si yo no me encontrara en la habitación—. Por eso no tiene trabajo, y sigue viviendo de nosotros...
—¿Qué quieres decir? Tú nunca trabajaste. —vociferé, sintiéndome ofendida y en desventaja— ¡Has tenido la suerte de que el único hombre con el que estuviste durante toda tu vida, tuviese una posición económica acomodada y un título! No me vengas a hablar de vivir de otras personas porque no eres la indicada para hacerlo.
Supe que había ido demasiado lejos. Me molestaba que no pudieran comprender la felicidad que sentía respecto a mi embarazo. Sin embargo, ella no dejaba de ser mi madre y le debía respeto, a pesar de que no estuviera recibiéndolo en aquel momento. Me arrepentí instantáneamente de lo que había dicho, pero no pensaba retractarme en lo absoluto. Mientras tanto, el semblante de mi madre pasaba de la indignación al enojo en un solo segundo.
—¡No tienes absolutamente ningún derecho de decirme eso! —chilló a los gritos, antes de añadir con desdén y desprecio—. Mucho menos sabiendo que estás engendrando un hijo sin padre.
La miré a los ojos. Y mientras que los de mi padre sólo guardaban un dejo de decepción, los suyos poseían asco y un tipo de rencor que no supe identificar con claridad, pero realmente me dolía. Ella estaba siendo igual de cruel que yo. Jugaba del mismo modo y ambas teníamos razón, por muy difícil que fuera admitirlo. No respondí en aquel instante, no supe que decirle. ¿Asentiría sabiendo que no había hecho más que decirme la verdad o refutaría aunque me costara un par de ilusiones? Busqué entonces una respuesta en mi padre, que mantenía su mirada pegada al suelo, claramente incómodo pero incapaz de dejar aquella situación de lado.
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Tren a Baviera
FanficFanfic sobre Manuel Neuer. El exitoso arquero de la Selección Nacional alemana tiene todo lo que un hombre podría soñar. Sin embargo, la infelicidad provocada por la monotonía en su matrimonio lo lleva por senderos sinuosos donde las noches de fiest...