Parte 1

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Steve Rogers y Howard Stark eran mejores amigos desde que tenían memoria, viviendo en la misma calle en New Jersey, era una pequeña ciudad tranquila y sus vidas hasta ahora eran igual. Ambos jóvenes tenían planes como cualquier adolescente en la preparatoria, y Rogers le apostaba todo a que Stark lograría mucho, era un genio y tenía una gran chica a su lado, María, una hermosa italiana, y el rubio podía apostar todo a que se casarían algún día no muy lejano.

Steve por su parte creía más que haría mejor haciéndose Navy a ir a la universidad como el otro, lo cual, terminando la preparatoria hizo.

Mientras ambos de despidieron una semana antes de la graduación, algo bastante vergonzoso para los dos decirlo pero hubo lágrimas y abrazos prolongados más de lo necesario. Al final, Rogers había subido al avión marchándose pero le dijo que por cualquier cosa, siempre estaría para él.

Un año pasó desde aquella despedida, un año en el que un par de cartas y una llamada de feliz cumpleaños era el único contacto que habían mantenido. Pero aun así ahí estaba Steve, corriendo por el hospital buscando entre los pasillos aquella habitación y cuando llegó y entró se aventó a abrazar a aquel castaño, su querido Howard, el cuál no podía decir realmente como se sentía, eran jóvenes aún, con apenas 20 años y aquello sobrepasaba y destrozaba los corazones de ambos.

Steve lo dejó desahogarse en su hombro, pero su mirada vago por la habitación, en la camilla había un cuerpo tapado completamente con una sábana, unos llantos muy diferentes a los sollozos de Howard llamaron su atención, en una pequeña cuna había un recién nacido que parecía sufrir por aquello que ni si quiera entendía, que se había quedado sin madre.

***

Steve llegaba a aquellos apartamentos en New Jersey, ellos dos habían comprado un departamento juntos, Howard se había salido de la universidad para poder cuidar al pequeño, trabajando con lo poco que sabía de ingeniería mecánica, pero era lo suficiente autodidacta para el mismo aprender más con el tiempo. Rogers había insistido en ayudarle con el departamento ya que el también quería un lugar a donde llegar cuando tuviera descansos, y el joven rubio quería apoyar al castaño en lo que pudiera.

Entrando en la pequeña sala Steve palideció, parecía haber pasado un huracán por ahí, sonrio cuando de la cocina salía corriendo un Stark con una mamila en la mano y se quedo petrificado al ver al rubio en la puerta, no pudieron evitar sonreír y correr a darse un gran abrazo, hace casi un año que no se veían, desde el hospital, todo el asunto del departamento lo habían hecho por teléfono.

Cuando por fin se rompió el abrazo Howard tomo del brazo a Steve llevándolo hacia la habitación de este, de donde provenían unos pequeños llantos, y cuando llegaron y Stark fue directo a la cunita a un costado de su cama y tomo en brazos como un experto al pequeño, Rogers tenia lagrimas en los ojos, estaba orgulloso y feliz de esto, de que al final su amigo hubiera podido pasar los últimos diez meses por si mismo cuidando bien del bebé, pero se acerco y le pidió cargar al pequeño, prometiéndose a si mismo y a Howard no abandonarlos, a ninguno de los dos, jamas.

***

Ser un NAVY significa que no eres dueño de tu persona ni de tu tiempo, básicamente nisi quiera de tu vida, ellos llaman y te vas, ellos te dan descando yregresas y así habia sido la vida de Steve por los últimos años, a veces desapareciendo de la faz de la tierra por tres o cuatro meses y regresando por unos cinco o seis y de nuevo lo mismo, pero tenia la esperanza de que cada que regresaba dos personas lo esperarían en casa, si, porque se habia vuelto el hogar de los tres hombres, y aunque sonaba raro ambos criaban y malcriaban al pequeño Stark que dia con dia les llenaba el corazón de ternura, sobre todo cuando a sus apenas cuatro años estaba lleno de sorpresas.

Más tuyo que míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora