Parte 5

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*

A pesar de ser un niño pequeño Tony era bastante autosuficiente, y si, como dijo Howard, un genio, pero seguía siendo un niño.

—¿Tony?—preguntó con la voz somnolienta Steve mientras veía al niño entrar a su habitación con una almohada y aunque quisiera esconderlo, unas lagrimas en los ojos, un flash llenó de luz la habitación seguido del trueno para saber que Tony tenia miedo a las tormentas, en cuanto corrió a esconderse debajo de las sabanas, se acorruco entre los brazos del rubio temblando.

—Perdoname, por favor...solo por hoy...—le susurraba el niño, Steve estaba sorprendido, por que durante un mes no había sido muy fácil acercarse a el, a pesar del buen comienzo, realmente vio que Tony habia estado bastante afectado por haberlo abandonado y por el mal trato de su padre, había cambiado y se habia vuelto un tanto cohibido, inseguro y se prometio ayudarlo a recuperar la confianza.

—No tienes que disculparte cariño, ¿puedo decirte asi?—preguntó, no habían entablado suficiente charla, o al menos no una decente, desde que llegó a la casa, unos relámpagos impidieron que Tony hablara, creando un ambiente de silencio hasta que el lo rompió.—Tony...

—Stevib puede llamarme como quiera—le interrumpio y solo lo abrazó mas fuerte escondiéndose en su pecho.—solo...solo no me dejes otra vez—aquello habia roto al soldado, realmente al menor le habia afectado su ida.

—Oh Tony...siempre estare aquí para ti, por favor perdóname—le dijo junto al cabello, haciéndose bolita, teniendo entre sus brazos al castaño quien sollozaba y pronto se dio cuenta el rubio que el también sollozaba.—perdóname—susurraba y solo bastó aquella noche para que ninguna otra noche durmieran separados.

***

Steve había sido ascendido y transferido ahí mismo a la ciudad, ya no trabajaría en campo a menos que fuera completamente necesario, dándole la oportunidad de trabajar y poder cuidar de Tony como quería, ambos pasaban las tardes juntos, el pequeño armaba robots emocionado y le explicaba todo al mayor aunque este a veces no entendiera los tecnicismos.

—Stevib mira, ¡mira!—llegó emocionado al auto saliendo de la escuela, el rubio le abrió y le sonrió mirando el robot que traía en las manos el muchacho.

—¿Qué es eso?

—Se llama Dum-E, mira esto—el castaño puso al robot en sus piernas, parecía un juguete pero Rogers sabia que Tony no jugaba con juguetes, no al menos normales.—Dum-E, enciende la radio.—Ordenó el castaño, ambos se quedaron en silencio mirando atentamente al robot que simplemente no hizo nada.

—¿Y...como te fue en la escuela?—preguntó el rubio después de unos minutos, cuando habia comenzado a manejar, Tony se habia decepcionado de que su robot lo dejara en ridículo, ya estaban llegando a su calle.

—Normal, el Profesor Lupin me regaño de nuevo por corregirlo—el castaño suspiró.

—Tony ya te he dicho que no es de buena educación hacer eso.

—Si supiera lo que enseña no tendría que hacerlo—se quejó haciendo puchero, el coche se detuvó en su semaforo y entonces un fuerte ruido lleno el auto, la radio se habia encendido a todo volumen.

—¡¿Qué rayos?!

—Dum-E demonios ¡apágala!—la radio se apagó, entonces Tony sonrio—vez te dije que servía, solo tardó en sincronizarse—comentaba el castaño, Rogers solo rio y siguió quejándose por quedar casi sordo.

***

Steve estaba orgulloso de Tony y su intelecto, no tardo mucho para recobrar la confianza y convertirse en el chiquillo al que le habia cambiado los pañales, pero así como el niño era un genio, Steve supo que era un malcriado (culpa suya en parte) pero no le daba derecho a comportarse como idiota y Rogers debía de reprenderlo por ello.

Más tuyo que míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora