ʙᴏɴᴇs ᶠʳᵉʳᵃʳᵈ

7 G

cuando tenía seis años, a veces solía preguntarme si alguien estaría haciendo lo mismo que yo en alguna otra parte del mundo.

y ahora me preguntaba, si en algún lugar de la tierra, habría otra persona besando a un chico con cáncer de huesos.

porque nosotros éramos uno en un millón.

mientras otros adolescentes se divertían en fiestas, nosotros estábamos en la habitación de frank, besándonos.

yo estaba sentado en su cama, y él frente a mí en su silla de ruedas. mis labios se movían al ritmo de los suyos y su lengua se entrometió en mi boca.

en un intento de acercarlo, presioné su rodilla y él chilló, cosa que inmediatamente me hizo alejarme.

─¡mierda! frank, ¿estás bien? lo siento, lo siento─ mordí mi labio viéndolo de arriba hacia abajo.

él sonrió, y negó lentamente.

─no te preocupes, gee. estoy bien.

ahí estaba. ese particular brillo en sus hermosos ojos avellana.

jamás pude dormir junto a frank, porque podía lastimarlo, jamás pude hacerle el amor porque podía lastimarlo, hacerle cosquillas, o solo jugar con él como niños de cinco años.

quería salvarlo.

de ese sufrimiento que enfrentaba al despertar.

me sentía tan impotente al no poder hacer nada más que verlo desvanecerse.

él me miró, y sabía que pensaba en muchas cosas, pero aún así se atrevió a preguntar.

─¿en qué piensas?

siempre parecía interesado en saber que pensaba, aunque ya lo sabía.

─¿cómo era tu vida antes de esto?

y sabía que la pregunta podría afectarle, porque el recordar su vida antes de todo esto.

ni siquiera debí preguntar.

frank bajó su vista, jugando con sus dedos.

─una vez, fui a una feria, recuerdo el sentimiento que sentí al correr, de un juego a otro, esa vez, caí y me raspé las rodillas, pero utilicé mis dos manos para levantarme.

yo ladeé la cabeza, mientras tomaba su mano suavemente. él la aceptó.

─me prometí, volver el año siguiente─ miró nuestras manos, y luego a mí ─pero, ya sabes, no sabía que sería la última vez que siquiera podría correr─ suspiró de forma pesada.

entonces mi piel se erizó, y no respondí por unos segundos.

─¿hay algo que te hubiera gustado hacer? y nunca pudiste─ le sonreí.

─aprender a conducir.