10 de octubre del 2012
Mi cuerpo no respondía, no sabía sí era por el día que tuve hoy o porque una parte de mi quería algo más con Sebastián, pero rápidamente lo descarte porque tampoco sentía nada, quizás era por el hecho que llevaba muchísimo tiempo sin que alguien llegara a este punto, de besarme, sinceramente no entendía el porque. Cuando por fin respondió mi cuerpo me aleje lentamente de Sebastian.
—Ya es tarde gracias por el traerme— fue lo único coherente que pudo salir de mis labios, para no lastimarlo.
—¿Es todo lo que me vas a decir?— me cuestiono un tanto soberbio.
—¿Hasta mañana? Eso cuenta como otra cosa— respondí en tono burlón
—Hasta mañana Camila— respondió Sebastián con mostrando su perfecta sonrisa.
Me quede en la esquina antes de llegar a mi casa hasta que no vi la camioneta de Sebastián y me dispuse a mandar un mensaje.
-Mia, necesito contarte algo muy importante- 10:51 p.m.
Camine hacia el portón de mi casa, cuando ya estaba frente de él me detuve y busque las llaves sin ningún éxito, bufe molesta.
—Buscabas esto— con una voz un tanto ronca que causo un pequeño escalofríos recorrer por mi espalda.
Me gire con la mínima esperanza que no se tratara de esa persona, esa persona no por favor, le rogué a Dios.
—¿tu? —lo mire con el ceño fruncido.
—Para empezar no soy ningún tú, mi nombre Valentín como ya te lo había dicho antes, Y te traje esto— haciendo referencia a mi cartera y con un tono un tanto arrogante.
—Ok, estúpido Valentín dámela— camine hacia él, pero me detuve —espera ¿quién demonios te dio mi dirección?— dije cayendo en cuenta, estíre mano para tomar la cartera, pero sin ningún éxito ya que en la pego a su pecho y sonrió. Mierda, se veía muy bien sonriendo, no es el momento para ver de esa manera al enemigo.
—En tu identificación está Camila—Agito la Cartera, mierda hasta mi nombre ya sabia—Y me tome al atrevimiento de traértela hasta tu casa, si te la daré pero con una condición—dijo agarrando la maldita Cartera con las dos manos y mostrando sus perfectos dientes blancos en una sonrisa. Maldita sea porque no dejaba de sonreír.
—Vaya que te has tomado muchos atrevimientos conmigo hoy, ¿no crees? y no hagas jueguitos y dámela, maldita sea—crucé los brazos a modo de disgusto.—No estamos en la primaria para comportarnos así, solo dame la puta cartera.
—No grosera, sabes que será solo con la condición solo dime dime ¿sí o no-?— dijo lanzando mi cartera al aire y la acacho, para provocarme.
No quería más rodeos así que dije que sí, sabiendo que no cumpliría con lo que ese patán me propusiera. Pero quien se creía este para ponerse en un plan así.
—Una cita conmigo Camila— volvió a aventar la cartera.
—Ni lo sueñes —Respondí tajante —¿simplemente no me puedes dar la cartera y alejarte de mi vida? — hable frustrada
—Las cosas buenas no son sencillas ¿aceptas?— Dijo mirándome finamente con sus grandes ojos azules, lo mire pero parpadee muchas veces girando la cara para no mirarlo.
—NO.
—Ok de acuerdo hasta luego Camila — Hablo en tono de burla, y sin más se subió a su carro prendió el motor y el muy estúpido me dijo Adiós agitando mi cartera con una sonrisa.
Yo hervía de furia y solté un par de maldiciones, tuve que respirar un par de veces para calmarme, toque el timbre y mi madre se asomó, me abrió la puerta y entramos juntas.
Me metí a mi habitación, puse la pijama le di un beso en la frente a Joseph y me acosté con él.
........
HOLA GENTE HERMOSA ESPERO Y TENGAN UN EXCELENTE DÍA.
NO OLVIDEN COMENTAR Y DEJAR SU VOTO.
SIGANME EN MIS REDES SOCIALES jossemyrosado
GRACIAS POR LEER LOS AMO.
ESTÁS LEYENDO
Yo no creo en los hombres
RomanceCamila Castro es una universitaria la cual no creen en los hombres, debido a unos sucesos de su pasado la hicieron enterrar toda posibilidad de volverse a enamorar, hasta que Valentin se cruza en su camino, o mejor dicho ella se atraviesa en el cam...