Cap. 12 Partida

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Pasaron los días, las semanas y al final los meses, tardo el tiempo, pero finalmente volvió a casa, tras llegar lo espere en la puerta.
—¿Cómo te fue el viaje?
Le pregunté mientras él caminaba en mi dirección.
—Agotador, pero tengo algo para vos.
Tenzo se saca la mochila y del interior toma un sobre.
—Escrito por el jefe del agua personalmente.
Abro la carta, su respuesta era la esperada, y el precio razonable.
—Buen trabajo viejo amigo.
Le respondí con una sonrisa en mi rostro.
—Bueno supongo que ahora tendrás que pagarme con todo lo que tengas, pero como somos amigo solo pediré la mitad de tu próxima misión.
Tenzo se rió y al acabar le entregué otro sobre.
—Esta carta la tendrás que leer, en ella está la fecha en la que te pagaré y el lugar, pero tendrás que abrirla dentro de una semana.
—Entendido, dentro de una semana la leeré.
—Eres un gran amigo, ciertamente soy afortunado por conocerte.
—Hoy estás más raro que de costumbre Suna, ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza y me nos separamos, al llegar a casa me sentía totalmente entumecido, me costaba trabajo meter la llave en la cerradura de mi puerta, entro y saludo a Sasori quien recién se despierta, voy directo al baño y al verme en el espejo, una lágrima corre por mi mejilla, un fuerte nudo en el estómago me incomodaba, y el brazo derecho empezaba a arder, me sacó la remera y al destapar el brazo logro ver cómo los puntos que lo mantenían unido al torso estaban más marcados que de costumbre, era como si este se quisiera desprender de mi. Tomé una aguja e hilo y reforcé los puntos que lo mantenían en su lugar.
Al salir del baño le dije a Sasori.
—Recoje tus cosas que en unas horas dejaremos la aldea, iremos de viaje durante un mes, será como unas vacaciones.
—¿A dónde iremos?
—Eso es una sorpresa.
Le respondí con una sonrisa.
Sasori rápidamente junto sus cosas y estaba listo para partir.
—Dime, ¿A qué parte del desierto vamos?
Pregunto Sasori
—El mundo no es todo desierto, existen bosques, montañas, océanos, praderas y muchos otros biomas.
Sasori queda impactado, un joven que nunca vio nada distinto a la arena, no sabía lo que era pisar hierva, lo que era perderse en un bosque, o acostarse en una pradera.
—Y, ¿Existe algún lugar que solo sea agua?
Pregunto Sasori con sus ojos llenos de curiosidad.
—Claro, a eso le llamamos océano.
El rostro de Sasori se iluminó, en ese momento se acercó a una ventana, y, viendo el amplio desierto dijo.
—Deceo poder verlo algún día.
—Pues te llevaré a ver el mar, te lo prometo.
Me miró lleno de esperanza y se acercó a mí.
—¿De verdad me llevarás?
—Claro.
Él sonrió feliz y en ese preciso instante, mi mano derecha se colocó por si sola sobre su cabeza, acariciando su cabello rojo.

La arena negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora