Cap. 14 Nuevo camino

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Un llanto tan fuerte y amargo retumbó en medio del desierto, esa era la señal, fui corriendo hacia la fuente de aquel agonizante llanto de dolor. Tras un tiempo logo ver a Sasori, tirado sobre el cuerpo sin cabeza de Suna, no podía creer que al final pasara, me acerque un poco y la arena en seguida me atrapó, grite con fuerza.
—¡Sasori, soy yo, Tenzo!
Él dirijo su mirada hacia mi y para cuándo me reconoció la arena se aflojó. Rápidamente fui hasta donde él, me quedé parado viendo la escena, Sasori tumbado sobre el pecho de Suna, mojando su ropa con sus lágrimas, la cabeza había rodado unos metros del lugar, de pronto note que algo sostenía en su mano derecha, al tomarlo vi   que era un papel, mire a Sasori, me agache y poniendo mi mano en su espalda le dije.
—Bamos, levántate esto es para ti.
Sasori levanta la mirada y toma el papel, lo abre y mientras lo lee sus lágrimas caían a la arena seca.
"Hola, Sasori, no llores, esto era inevitable, en vida cometí muchos errores, siempre pensaba en mi mismo y no veía que mis acciones tuvieran consecuencias en otras personas, yo nunca tuve familia, nunca supe lo que era tener un padre o una madre, es un infierno pasar por eso, y por mi culpa tu pasastes el mismo infierno, lo lamento tanto, pero no es momento de llorar, tú tienes un poder que muchos quieren conseguir, no debes dejar que los Kumiai te capturen, debes ir a la aldea del agua, llegue a un acuerdo con el jefe del lugar, ellos te cuidarán, pero debes llevar mi cuerpo como ofrenda, ya que fui yo el que mató al hijo del jefe, dentro de el bolsillo de mi pantalón hay un sobre con 10.000 danketsus, es todo el dinero que me quedaba, dáselo a Tenzo y dile que es mi paga por su favor, me encantaría que no hubiera terminado así, pero es hora de terminar esta carta, fue un placer haber podido vivir con vos, mi pequeño hermano."
Sus lágrimas mojaban la carta y tras un rato deja de llorar.
—Él tiene razón, no es hora de llorar.
Dice Sasori mientas dobla la carta, se arrodilla sobre el cuerpo de Suna y le arranca una tira de tela negra de su ropa, se para y la ata en su cabeza como una bandana, debajo de esta coloca la carta de Suna. El viento empieza a soplar y su cabello rojo baila con la brisa pero esta vez las puntas negras de la bandana negra se suman a la danza.
Tras un tiempo Sasori trata de levantar el cuerpo de Suna.
—¿Qué haces?
Le pregunté a Sasori.
—Tengo que llevar el cuerpo de mi hermano mayor a la aldea del agua.
En eso me acerco y con un brazo, coloco el cuerpo de mi amigo sobre el hombro.
—Yo cuidare de ti, es lo menos que puedo hacer por mi amigo.
Los ojos de Sasori se llenan de alegría, después de todo no está solo.
—Esto es para voz, Suna dice que es el pago por tu favor.
Me extiende el sobre con el dinero.
—Quién diría que al final me pagarías con todo lo que tenías viejo amigo.
En eso colocamos la cabeza de Suna en una bolsa y tomamos rumbo hacia la aldea del agua.

La arena negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora