Capítulo 4: La Cita

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Desperté muy temprano, a las 6 ya tenía los ojos abiertos sin haber dormido las horas necesarias, me la pasé escuchando el audio de Tomy o dando vueltas en la cama pensando en cómo sería nuestra salida, quizás me estén pasando miles de cosas en la cabeza y aún no he establecido una buena relación con él. Me levanté ya que no pude seguir durmiendo así que le preparé el desayuno a mi hermano mientras él seguía durmiendo, cociné algunos huevos, preparé un poco de jugo y tosté unos panes para que estuvieran más crujientes, esto no era algo habitual en mi, mi hermano era quien me preparaba el desayuno ya que yo nunca en la vida me he despertado temprano así que aproveché la ocasión para darle una sorpresa aunque poco duró ya que lo vi en la puerta de la cocina con sus pantuflas de panda frotándose el ojo izquierdo

- ¿Qué haces tan temprano despierta?

- no podía dormir así que me levanté a preparar el desayuno aunque me arruinaste la sorpresa - dije llevándole una taza de café

- gracias - se sentó en una de las sillas y bostezó - tú no te levantas temprano porque si - bebió un poco de café - ¿Pasó algo anoche?

- ¿Anoche? - sonreí - no, ¿Qué pasaría anoche? - dije mientras me servía un vaso de jugo

- ah no se - comencé a beber el jugo, estaba sedienta - hablar con Tomy ¿Por ejemplo? - escupí todo lo que tenía en la boca y la tos me salía rápidamente para recuperar el aliento después de la impresión

- ¿Cómo sabes eso? - dije mientras me recuperaba del asombro, seguí tosiendo aún sentía que el jugo quedaba atrapado en mi garganta

- Leo - me mostró el teléfono, sequé mi boca con el pequeño mantel que estaba al alcance de mi mano y recibí su móvil, vi perfectamente como salía el mensaje - dile a tu hermana que deje dormir en la noche, se la paso todo el rato hablando con Tomy y no me dejó dormir de tantas risas que tenía - no esperes que no le crea tu también tenías unos boches

- ¿Lo notaste? - mencioné agachando la mirada - perdón es que teníamos una buena conversación

- y bien buena al parecer. Ya dime la verdad - se echo en la mesa para acercarse a mi y entre risas mencionó - ¿Te gusta?

- ¿Que?, No... O sea si... O sea

- Ay Samanta reconoce que te gustó y ya

- pero hermano, tu mismo lo dijiste ¿Cómo me puede gustar un chico que le gusta otro chico?

- ¿Le gusta Rick? Te lo dijo - mencionó algo preocupado

- no exactamente - dije algo triste - aunque sea así Max, apenas lo conocí ayer no puede gustarme tanto alguien si lo acabo de conocer

- ¿Quién dice que no? - me miró fijamente, no me gustaba esa mirada, me quedé en silencio esperando alguna otra acotación de mi hermano, me levantó la ceja y puso su cara tonta de pregunta

- está bien, me gusta un poco pero estoy confundida, esa es la verdad - me dirigí a preparar las tostadas con huevo me sentía bien pero a la vez extraña con esta conversación

- ¿Confundida con que te pueda gustar alguien así? Después de la escena de hace unos años créeme que también estoy sorprendido

- ¡Hermano! - exclamé, sé que es algo loco lo que pasó hace un año con Martín el chico del equipo de fútbol, me había invitado a salir y pues era de estos típicos chicos malos empapado de tatuajes y como las chicas locas son tontas salí con él no falto ni una hora cuando descubrí que era un imbécil - lo que pasó con Martín fue una estupidez

- pero saliste con él - rió

- si - preparé los panes rápido y le ofrecí a mi hermano mientras preparaba mi desayuno

No Existen Finales FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora