Capítulo 7: La mala noticia parte 2

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Mis sueños se habían vuelto una realidad, una hermosa y estúpida realidad. De golpe abrí mis ojos y observé a mí al rededor desesperada; aún recordaba el cálido beso de Tomy, llegué a pensar que solo fue un sueño pero no, me había besado y a ambos nos había gustado, me quedé dormida en unos instantes, las sábanas estaban aún a buena temperatura por tanto Tomy se había levantado hace poco así que decidí hacer lo mismo, me senté con cuidado y estire mis músculos después de la cómoda noche que pasé, abrí las cortinas cuando apareció Tomy en la puerta

 - buenos días 

 - hola Tomy 

- mencioné acomodándome el cabello, supongo que parecía un cepillo roñoso al despertar así que mínimo debía acomodarme un poco

 - iré a correr antes de desayunar, ¿Quieres venir? o si quieres puedes quedarte- su tono de voz era más leve, algo sospechoso a mí parecer, pero su sonrisa hacía perderme en sus lindos ojos

 - te acompaño, iré a mi casa a cambiarme ¿Nos vemos en la plaza en 30 minutos? 

 - me parece perfecto. 

Me sentí algo incomoda, puesto que luego de eso me permitió vestirme y marcharme, su presencia era extraña aunque no me exigía tanto pensar de las situaciones que habíamos vivido, después de todo yo también me comporté algo desabrida con él. Cerré la puerta con cuidado después de despedirme de Tomy por unos segundos, miré mi teléfono y eran exactamente las 8 Am, el sol estaba ya en su esplendor, una mañana ideal para salir aunque yo no soy mucho de hacer ejercicio, de vez en cuando salgo a correr pero no se me hace muy habitual, al parecer Tomy se tomaba en serio su "entrenamiento" si se le puede decir de ese modo.

 En el camino a casa comencé a pensar varias cosas, después de todo mi casa no estaba tan lejos y eso era bastante extraño, osea detengamos a pensar un poco, si mi hermano y Leo se conocen desde pequeños y llevan años de relación ¿Por qué razón jamás vi a Tomy? ¿Por qué Leo nunca lo presentó? Yo hace pocas semanas tuve el conocimiento de que de verdad existía ese hermano del que tanto hablaba Max, pero aún no entiendo por qué razón jamás nos presentaron; bueno tampoco había ido jamás a la casa de Leo y tampoco nunca se me pasó en la cabeza el por qué pero todo ya estaba confuso. Llegué a mi casa después de la corta caminata, exactamente me demoré diez minutos a paso lento, así que aún me quedaban veinte minutos para alistarme y salir, busqué las llaves y entré a la casa, todo estaba en silencio por lo cual Max ya estaría en el trabajo junto a Leo, pero en el peor de los casos estaba con los dos chicos, verifiqué si no había nadie en la casa y precisamente así fue. Respiré unos segundos, algo ya me estaba molestando, no sabía que o el por qué simplemente estaba bastante incomoda. Vestí mis calzas para deporte, una playera rosa y mis zapatillas para correr; rápidamente fui al baño, me alisté, amarré mi largo cabello a una cola de caballo y ya estaba lista, sonreí al verme en el espejo en verdad estaba bonita, mi cabello rubio me hacía sentir hermosa con el gran cuidado que tenía con el, honestamente no sabría que hacer si algo le pasará, creo que soy una especie de Sansón pero si me llegarán a cortar el cabello no perdería fuerza sino belleza, reí ante el pensamiento ridículo pero eso era lo que más me encantaba de mi, lo que me hacía sentir segura y de momento adoraba sentirme así.

Con una botella de agua en mis manos, mis audífonos puestos en mis oídos y escuchando una canción tan melosa pero no me importaba, osea me había besado con Tomy la noche anterior y ahora estaba en camino a correr junto a él, era precisamente lo meloso que me hacía sentir enamorada. Llegando al parque el estaba ya ahí, sentado en una banca sonriente al verme acercarme, vestía un busto azul marino, una playera blanca y unas zapatillas deportivas que hacían juego con su playera se veía tan sexy... Espera, espera Samanta acabas de pensar que Tomy es sexy en este mismo momento recibiría un gran golpe de Meri burlándose de ti por qué Tomy es femenino, o sea míralo esos ojos con largas pestañas, la piel tan suave como un bebé, el cabello café tan cuidado y tan liso que sus puntas hacían verse tan niña, los ojos penetrantes que te perdías en ellos y esos malditos labios que te provoca comérselos... ¡Ya basta tonta! Estás frente a él, ahora disimula lo más que puedas... Lo abrasaste estúpida ¿A eso le llamas disimular?

No Existen Finales FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora