Una anécdota de una rareza

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Debo decir, que a lo largo de mi vida, como todos alguna vez; ingenuamente pensé que podía pasar desapercibido, quise ser invisible y aislarme de todo el mundo.Razones hay muchas, sin embargo, sí soy honesto conmigo mismo, mi desapego nació a flor de piel con las múltiples decepciones, que he sufrido, en la última década de mi existencia, pero,con el tiempo comprendí, que es algo propio del ser humano, yo también he sido participe de ese acto tan ruin y despreciable, con personas que depositaron su valiosa fe en mi y solo obtuvieron miserias de este servidor. Es ahora que doy razón de que soy la inmadurez en su máximo esplendor, con la mayor inexperiencia en la vida , pretendí de la manera más osada creer que había madurado, más la  vida galopante, me dió una dolorosa lección, y aunque varias cicatricez sanaron, aún llevo conmigo marcas del pasado, el cual como fuego  destructor,erradicó esa ingenua y absurda idea de que por algún instante alcance la madurez con la que  muchos sueñan, así como un corazón roto acaba con  la ilusión de querer volver amar.

El manifiesto de una rareza en tiempos de normalidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora