En un sueño anterior, había un lugar que tenía una frontera de plantas que era muy difícil de sobrepasar y en dicho sueño no lo logré, sin embargo, en el siguiente, la historia fue diferente. En ese sueño yo ya estaba dentro. Era un lugar muy mágico, habían unas plantas raras de color rosa que se enamoraban de la primera persona que las tocara. Eran como mascotitas y yo quería una, así que tocaba una y se enredaba en mi brazo y así empezaba a pasear con ella. En este lugar no podían entrar animales o cosas externas al mismo, pero lograba entrar un perrito. Lo sacaban del lugar o lo mataban, no estoy muy segura. Ahí estaba la maestra Rosalía, y le preguntábamos qué le habían hecho al perro pero no nos contestaba nada concreto. En cierto momento me daba cuenta de que había una araña enorme y gorda mordiéndome el dedo. No me la podía quitar porque estaba muy dura, pero luego lo lograba y la aplastaba.