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-No puedo creer que se le haya declarado- dijo emocionado el pelirrojo, jugando con las galletas del pequeño plato al  lado de su taza de chocolate caliente, Tsukishima soltó unas pequeñas risas.


-Tendou-San lleva enamorado de Ushijima-San desde la preparatoria, una vez me dijo que desde el primer día que lo vio- Shoyo abrió enormemente los ojos y sin darse tomó las manos del rubio sobre la mesa.

-¿Cómo los conoces? El chico ése, el grandote, parecía tan indiferente... ¡y entonces lloró! No puedo creer el grado de emoción que debió sentir para llorar de esa manera- Kei se sonrojó levemente al ver sus manos unidas, pero aún así las entrelazó.


-Quizás no se note, pero Ushiwaka siempre va al local, acompaña a Tendou; el de cabello rojo cuando se hace los tatuajes- comentó el de lentes, dando un pequeño sorbo a su chocolate, sacando la lengua y frunciendo el ceño al quemarse. Shoyo soltó unas risitas.



-Ayer hablé con Aone-San- el más bajo cambió de tema. Kei lo miró curioso.


-La próxima semana ya podré comenzar a enviar mis pertenencias- dijo emocionado, el rubio le sonrió igual de emocionado, invitándolo a continuar.


-Pero a partir de mañana lo llevaré a la casa de Kageyama, él tiene un almacén donde puedo guardar mis cosas en cajas. Su mamá me dijo que podía quedarme en su casa estas dos semanas y luego de mandar mis pertenencias; por fin ir al departamento de Aone-San- El rubio se sintió realmente aliviado al saber que Shoyo podría contar con el apoyo de sus amigosby librarse de su horrible madre.


-¿Tus ahorros?- la sonrisa del pelirrojo flaqueó, sin embargo su mirada adquirió determinación.


-Sé dónde lo escondió, también mañana lo sacaré y lo pondré en una cuenta en el banco- Kei asintió de acuerdo, ambos permanecieron en silencio; perdidos en sus pensamientos, disfrutando del chocolate caliente.


-Nunca me has dicho donde quedaba el departamento de tu senpai- murmuró Kei, dio un mordisco a su galleta con chispas y miró atento al más bajo.



-Es bastante cerca de la Universidad, de hecho, ya que me estoy mudando tres meses antes; podré trabajar con su madre y ahorrar más por si fuese necesario, gracias a los requisitos que me habías dicho ya estoy completamente preparado, solo debo esperar al examen de admisión- Kei dio un suave apretón a su mano, una suave sonrisa instalada en su rostro.


-Estoy muy feliz de que por fin estés haciendo lo que realmente quieres- Shoyo le devolvió la sonrisa, pero ésta resplandecía.


-Todo fue gracias a tu apoyo, Kei- el rubio se estremeció al oír su nombre. Un suave calor se instaló en su rostro. Joder, porqué debía sonrojarse tanto.



-Realmente gracias a ti es que tomé el valor para realizar muchas cosas, como por fin tomar la decisión de volver a estudiar y de mudarme... de volver a interesarme en alguien- lo último provocó un enorme sonrojo en ambos, pero ninguno apartó su mano del otro, avergonzados, con el inicio del amor brillando en los ojos de ambos.




-Esto se ha vuelto una conversación muy vergonzosa- murmuró el de lentes, desviando la mirada a su taza casi llena, decidió dar un sorbo lentamente, no quería volver a quemarse.



-También bastante honesta- murmuró Shoyo, jugando con una pequeña servilleta de papel.



-Me sorprende lo rápido que te avergüenzas- murmuró el mayor, el rubio arrugó la frente y desvió la mirada avergonzado y abultando el  labio inferior. NO era un puchero, repito, no lo era. Kei no hacía algo como eso.




The guy with the tattoosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora