Decisión.

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Annie había tomado una decisión, olvidaría a Jack, saldría con Dylan y se enamorarían y se casarían después, si, muy fácil, eso haría.
Con aire decidido marcó el número de Dylan, esperó y...
-¿Bueno?
- Dylan, soy yo, Annie, te llamaba para saber si tenías la tarde libre hoy... Podríamos ir al parque, o a por una nieve, o...
- ¿Te interesaría ir a una disco?
Annie parpadeó sorprendida, ¿una disco? Sonaba bien, además, nunca había ido a una disco. Aunque no estaba segura de que a su madre le gustara la idea, pero total, ella ya no era una niña, podía tomar algunas decisiones sola.
-Mmm vale, si, iré.
-Genial, te veré hoy a las 8:00pm frente a la pastelería Ignis. También irá una amiga que creo que te agradará.
- Vale, nos vemos luego, - se despidió Annie para luego cortar.
Dió un suspiro y se miró en el espejo. Tendría que arreglar ese horrible cabello para esa noche, se dijo, y esas pecas, ¡Por Dios! No podía ir mostrando sus pecas a todo el mundo. Se reirían de ella.
Se dirigió a su armario y revolvió a diestra y siniestra en busca de algo digno para una disco. ¿Qué sería mejor? Miró todos sus jeans y descubrió uno color café oscuro que le agradaba, lo sacó y lo lanzó sobre la cama, luego corrió a buscar una camisa. Encontró una color crema, de esas que dejan los hombros al descubierto, y recordó que tenía unas botas de tacón que aún no se había puesto.
Sonrió, esa noche, no sería Annie Rose.
Media hora después, con su largo cabello antes liso y de aspecto triste ahora cuidadosamente ondulado, Annie salía en busca de Dylan mirando nerviosa a su alrededor.
En efecto, frente a una pastelería de aspecto dudosamente salubre, se encontraba Dylan, concentrado en su móvil. Levantó la vista y la vió, y en ese momento sonrió y corrió hacia ella. Annie desplegó una amplia sonrisa y lo saludó con la mano.
- Te ves preciosa. - Acotó Dylan parpadeando a modo de saludo.
Annie sonrió y miró sus pies, halagada. Luego, abrió la boca para decir algo, y la cerró al verse interrumpida por un carraspeo discreto. Volteó desconcertada a los lados, pero no encontró a quién había emitido ese sonido.
- Aquí abajo - Annie miró hacia abajo y descubrió una chica que la miraba fijamente.
- Hola - saludó la chica, sonriendo vagamente, - soy Miley. Pero él - señaló con su índice a Dylan. - Él me dice Mily, casi desde que éramos niños.
Annie la observó un momento. La chica tenía un cabello castaño tan claro que casi parecía rubio, unos gruesos lentes que le daban el aspecto de una lechuza y estaba segura de que no alcanzaba el metro sesenta. Traía un grueso suéter de lana tejido a mano, seguramente, obra de su abuela, y un jeans roto de las rodillas. Genial, una nerd.
- Soy Annie, Dylan me invitó a una disco. Seguro tú eres la amiga de que me habló. - trató de sonreír, pero no estaba acostumbrada con gente desconocida y ella era desconocida, por ahora.
- Mucho gusto, te llamaré Ann. Eres pelirroja. Y tienes pecas, me gustan las pecas. Ojalá yo tuviera pecas. - después de eso se quedó callada y con aire pensativo.
- En fin - dijo Dylan, - ¿vamos o no?
- Vale, vale, Pajas. Sólo estaba conociendo a la invitada. ¿Qué no puedes tener un poco de paciencia? - suspiró Miley y lo miró con ceño. Annie supo que lo suyo iba un poco más allá de una amistad y, con una punzada en su estómago, recordó a Jack.
Poco tiempo después, iban camino a la disco. Cuando entraron, Annie sufrió un leve mareo, la música estaba a todo volumen y había cientos de cuerpos moviéndose al compás de la música, la barra estaba llena y Annie dudó que las bebidas estuvieran 100% libre de alcohol. La luz era muy luminosa y parpadeaba, confundiendo a Annie.
En ese preciso instante, alguien la empujó y ella cayó haciéndose daño en la rodilla. Acabó en una mesa, apoyada mientras una enojada Miley soltaba improperios.
- ¡Podría haberte pedido que te hicieras a un lado! Ah, pero no, tenía que empujarte para demostrar que estaba ahí. Muy propio de ella.
- ¿Quién? - Annie se pasó la mano por la cara, quitándose el cabello de la boca. Aún estaba algo mareada y confundida, y más por la extraña reacción de Miley.
- Bah, una criatura sin dedos de frente - murmuró Miley sin mucho interés. Luego volteó y arrugó la nariz, algo que al parecer hacía cuando estaba nerviosa, y exclamó:
- ¿Dónde rayos está ese Pajar?
Entró y desapareció sin más, como un fantasma. Me deja sola, bueno - miró a Annie - contigo, pero ni siquiera te conozco.... Y me deja sola para que te cuide... Y yo no puedo hacerme cargo de tí totalmente...
- Seguro fue por bebidas, - la trató de tranquilizar Annie - además, no tienes porqué cuidarme, no soy una bebé. Puedo yo sola.
Miley sonrió irónica.
- Dime, ¿Alguna vez has estado en un bar, disco, o lo que sea?
Annie sintió como el calor subía por sus mejillas y negó. Ahora se sentía como una niña pequeña a la cual un adulto le estuviera recordando su ignorancia.
Miley debió haber captado sus pensamientos, porque añadió rápidamente:
- No te estoy diciendo tonta ni nada parecido. Sólo que esto no es como el mundo allá en los cuentos. Aquí hay gente de Verdad, de la cual uno se tiene que cuidar y no confiar. Así que no te separes de mí. Veremos dónde está ese tonto y saldremos de aquí.

- Suenas como si conocieras muy bien este mundo - soltó fríamente Annie. No toda la gente es así como la describes, ¿sabes? Hay gente buena y gente mala. Lo importante es que te cuides de las dos.
Miley asintió, con aire duditativo. En ese momento la canción cambió y los muchos cuerpos que había contoneándose desaparecieron para dar espacio sólo a las parejas, que disfrutaban con el ritmo lento y tranquilo de la canción. Y en ese momento Dylan llegó con tres copas que sostenía cuidadosamente. Le pasó una a Miley e hizo ademán de darle otra a Annie. Pero esta lo rechazó y observó con desconfianza el contenido. Transparente y burbujeante, no le daba buena espina.
- ¿Qué es? - inquirió arrugando la nariz y entrecerrando los ojos.
- Sólo es Sprite. No tiene alcohol - Añadió rápidamente al ver que Annie levantaba ambas cejas. Volteó a mirar a Miley buscando ayuda, pero ella ya no estaba poniendoles atención. Tenía la vista fija en una pareja que se besaba al otro lado de la pista. Annie se fijó y sintió como un ladrillo bajaba por su estómago. Jack Valey se besaba con Melissa Mirtchey apasionadamente.
- No... Puedo... Creerlo. - articuló con dificultad Miley, apretando las mandíbulas. - Jack está con Melissa. ¡Mi Jack está con Melissa!
- ¿Qué ocurre? - dijo Dylan mientras sus ojos seguían los de Miley. Entonces los vió y miró a Miley, como sin saber que decir.
- ¡Míralo! Mi hermoso hermano besándose con esa víbora. ¡No puedo creerlo!
Annie, que estaba tomando un trago de Sprite para calmar sus celos, se atragantó y exclamó con ojos llorosos: -¡ Tu hermano!
- ¡Si! ¡Con Melissa Mirtchey! - la indignación era evidente en su voz. - No puedo creerlo. Le diré a mamá y papá en cuánto tenga oportunidad.
- Annie - interrumpió delicadamente Dylan - ¿te parece si vamos por allá? ( ¡Oh, no, lo más alejado del bar!) Rápido - dijo en cuanto notó que Miley iba directo a su hermano. - Quiero estar lo más lejos que se pueda...
Demasiado tarde. Se escuchó un murmullo y al darse vuelta, vieron a Melissa en el suelo con sangre en la nariz, una enojada Miley sujetaba a un asustado Jack de la camisa mientras agitaba rabiosamente la mano.

Sonríe, por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora