—Demonios Jack, ella ya está aquí— susurré. El comedor estaba lleno y cada uno se había sentado en su lugar correspondiente. Ruth estaba sentada sola frente a Walter, Anne y Mel.
<Enfrenta el problema como un loco> me retó. Caminé hasta la mesa y mi bandeja ya estaba ahí. Miré a Walter y él me devolvió la mirada hacia Ruth.
—Buen día— dijo Ruth, animada. Los demás le copiaron y no tardaron nada en retomar su intensa discusión.
—Oye Ruth...— dije por lo bajo, ella me miró con sus ojos oscuros— lamento lo de ayer.
<Ay, pero qué amable> contestó Jack junto a ella con la cabeza apoyada en un brazo.
Es lo mínimo que puedo hacer, expliqué en mi cabeza.
— ¿Qué? — contestó perpleja.
—Es que... no pude... ya sabes.
—No sé de qué estás hablando.
—No puedo hacer esto, no quise lastimarte— expliqué un poco irritado ¿me estaba tomando el pelo?
—Wow ¿Lastimarme? ¿Qué hiciste ahora?
—¡¿De verdad no te acuerdas del abrazo?! — golpeé la mesa con ira, pero me arrepentí inmediatamente.
Los tres idiotas frente a mi habían dejado de conversar y varias sonrisas comenzaron a asomarse. Walter se tapó la boca con la mano, pero Ruth no podía cerrarla ni moverse.
—Thomas, no sé qué clase de validación masculina estás buscando con esto, pero créeme que no fue así.
<De verdad ha olvidado el único acto de respeto a ti mismo que hiciste en tu vida> rio Jack a carcajadas.
— ¡¿Lo olvidaste?!— contesté entre dientes.
—Me pediste explícitamente que no me acerque demasiado a ti, no te parece que soy tan estúpida ¿o sí?
—Tu dijiste anoche que si habías olvidado todo era por una razón, creo que tu cabeza sigue trabajando así— le expliqué con suavidad y un tono irónico.
—Piensa lo que quieras— se encogió de hombros y comenzó a jugar con la comida en el plato.
Su rostro tenía una expresión segura, parecía que de verdad se había encargado de olvidarlo. Maldita sea. Todavía no había dejado de mirarla indignado y sentí los ojos sorprendidos de mis vecinos clavados en mí, así que le copié y me concentré en la comida.
¿Por qué estaba tan molesto? No podría haber salido mejor. Ella no estaría triste porque no pudo ayudarme, y yo no tenía que cargar con el peso de no haber podido darle el afecto que necesitaba en ese momento. No lo entiendo.
Vi cómo abría su cuaderno entre bocados y al llegar a la última hoja anotó algunas cosas. Pude leer por el rabillo del ojo el nombre de Walter y una descripción corta con la fecha de ayer: "es muy bueno haciendo preguntas".
¿Y esto? ¿Habían charlado? Quizás fue solo una anotación general.
¿Habrá escrito algo de mí?
<Me interesa el rumbo de los acontecimientos, lo admito> se burló Jack.
Asumí que la situación me había puesto nervioso, porque jamás había sentido un calor tan incontenible. Sentía que las recriminaciones saldrían de mi boca de un segundo a otro, que no podría guardármelas. Era ridículo ¿qué me sucedía?
Inhalé varias veces para despejar la mente y me limité a comer sin ganas para terminar el almuerzo en paz.
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Voces en el Sótano
Teen FictionEl Instituto Mental Sidepark es la casa de los perdidos, el único edificio en Oreville, California que hace las veces de residencia para jóvenes con trastornos de salud mental que no tienen dónde tratarse. Ahí está Anne, una adolescente con personal...