<De verdad no puedo creer que hayas dejado que te arrastren aquí> comentó Jack con voz harta.
Yo tampoco, suspiré.
Me quedé en la puerta de entrada, mirando el cartel de la sala de actividades que señalaba los horarios para la primera jornada artística de hoy.
Walter logró, luego de horas de súplica, que viniera a redacción, pero el dato más importante era que tomar clases en estas jornadas daba puntos positivos para mi evaluación con Stanley. Si hacía las cosas bien, habría una alta posibilidad de tener mi alta certificada al final del mes.
Había solo dos salones enfrentados en el pasillo, así que las actividades artísticas tenían distintos horarios en el mismo día. Anne acababa de salir de la clase de música en el salón uno, y venía cruzando al dos, donde nos tocaba a nosotros.
— ¿Qué tal la clase? — preguntó Melanie.
— ¡Impresionante! No soy buena, pero me reí bastante con las reacciones de los demás— contestó entre risitas. Volteó a saludar a una joven de cabello rojizo de la sesión grupal y se ruborizó.
— Ya veo por qué la clase fue impresionante — siguió, abanicándola con la mano.
— ¿Y quién es esa? — comentó Walter con expresión divertida.
—Ya cállate Walter— soltó Anne molesta, sus mejillas estaban encendidas. Él soltó una carcajada y le cedió el paso para que se sentara.
Miré el reloj hasta que se hizo la hora exacta de comenzar. Todos estábamos en nuestros lugares, las sillas se habían dividido y organizado en un semicírculo al estilo auditorio universitario, pero ningún profesor entraba por la puerta. Jack estaba saltando de júbilo por la posibilidad de que la clase fuera cancelada. Yo estaba un poco molesto luego de ver la cara de decepción del grupo. Ruth estaba cabizbaja dibujando líneas en el papel.
De repente, como un torbellino descuidado, entró por la puerta un hombre esquelético y alto, con el pelo enmarañado y largo hasta los hombros. Dejó caer una pila de libros sobre el escritorio de madera y soltó un suspiro mientras sacaba una cola de caballo para acomodarse el cabello castaño.
— ¡Bienvenidos a la clase de Redacción! Soy Grant— expresó con aires de realeza. Llevaba unos lentes sin vidrio con marco dorado, y vestía unos jeans lavados con una camiseta azul desgastada que rezaba "shoot me, but don't love me"— empezaremos inmediatamente con el primer bloque, que será dedicado al libre albedrío, así veremos en qué se especializan. Pueden escribir lo que quieran y sobre lo que quieran, no voy a ponerles objetivos porque pueden ser muy...complicados para ustedes.
Oí a Walter susurrar "y éste quién se cree", mientras varios se le unían a la revolución.
<Estás hundido, Thomas Hugson> gritó Jack burlándose.
—Por favor, solo déjame hacer la clase— susurré.
— Tú, el escuálido hablador— me señaló el profesor. Todos me observaron de reojo— espera al final de la presentación para hablar.
<Deja de conversar solo porque vas a espantar a tu vecina> sugirió la voz en mi cabeza.
Seguí la dirección y vi a Ruth observándome con curiosidad. Tenía el anotador del instituto sobre el regazo y un lápiz que decía IMS. Su cabello estaba desordenado de una manera interesante porque no era posible que alguien luciera bien de esa forma. Lo pensé un minuto y me sacudí el cabello aún más, tal vez funcionara en mí. Ella respondió con una risita y me arrepentí al instante.
<Estás avergonzándome>
Lo siento, respondí en mi mente.
El profesor se aclaró la garganta y tomó una hoja impresa para comenzar a leer.
ESTÁS LEYENDO
Voces en el Sótano
Genç KurguEl Instituto Mental Sidepark es la casa de los perdidos, el único edificio en Oreville, California que hace las veces de residencia para jóvenes con trastornos de salud mental que no tienen dónde tratarse. Ahí está Anne, una adolescente con personal...