Entrada 25. Primera cita

15 4 18
                                    

Sí, amigos, sí, habéis leído bien. Vamos a hablar de la primera cita porque estoy yo aquí en un plan más romántico que se costumbre.

Génesis: Eres tan romántico como tu primera cita.

¿Nada en lo absoluto?

Génesis: Exacto.

Vaya por dios.

Yo creo que mi caso da para un expectativa y realidad de estos que parecen muy exagerados, que dices «Va, tampoco es así de—» ¡Sí lo es! Por mi parte sí fue así de poco romántica y poco de todo.
Pero no nos enrollemos más, vamos al lío, ¿Cómo debería ser una primera cita? ¿Cómo fue en verdad mi primera cita? Aviso que después de esto es probable que os quedéis embaucados del romanticismo que mi novio y yo desprendemos por todas partes, pero no, no aceptamos tríos, lo sentimos. Y los que ya tengáis pareja, coged un bolígrafo y un papel y apuntad. Romeos.

En primer lugar, el día. Lo normal para una primera cita pues sería un sábado decir «Hoy en vez de quedarnos encerrados en tu casa viendo películas y vídeos, vamos a salir a hacer algo». Pero no, nosotros decidimos en un día de huelga, en lugar de ir a clase o a la propia huelga, irnos por ahí vigilando que no nos toparamos a mi padre.
Y encima el cabrón me asustaba por asustarme diciendo que lo había visto.
Hijo de puta.

La localización. El sitio donde vas a llevar a alguien a tu primera cita es algo mínimamente relevante, puede llegar a convertirse en algo muy bonito y que te de muy buenos recuerdos cuando pases cerca de aquel mágico lugar en donde compartiste tu primera cita con tu pareja.

"Estábamos caminado, cogidos de la mano, pegados el uno al otro. Risas risueñas y distraídas salían de nuestros labios, ya ni recordábamos de qué nos estábamos riendo exactamente, lo importante era estar el uno con el otro y ese era el único motivo que hacía falta para estar felices y sonrientes.

Fue entonces. Caminamos por aquella carretera solitaria, acompañada por escasos edificios que adornaban por alrededor, algo derruídos y viejos. Ese sitio tenía algo de ma--

—No trates de hacerlo tan bello, que son unas putas ruinas."

Así es. De primera cita fuimos a unas ruinas y lo peor es que ni siquiera estaba planeado de verdad. La intención original era ir al cementerio, ya que es un lugar tranquilo y misterioso y yo quería visitarlo.

—¿Y por qué no fuisteis al final, Unknown-Sempai?.— Preguntas con ojos grandes, curiosos e intrigados. Mientras yo me ajusto de manera sensual mis gafas.

—Cuatro.— Digo sin añadir más información, dejándote aún más intrigado que al principio.

—¿Cuatro razones son las que os impidieron ir allí?.— Intentas deducir a partir de la única palabra que he dicho.

—¡Cuatro putos kilómetros tenía que andar para llegar al jodido cementerio de los cojones!

Y a lo mejor me está leyendo gente muy fit o muy atlética —O atlética a secas o ni siquiera atlética, con que no tenga una resistencia de mierda como yo basta—. Y esa gente a lo mejor está pensando «Vaya exagerado, Unknown, si tampoco es para tanto». No lo sé, nunca he andado cuatro kilómetros como para saber si es mucho o poco. Y a lo mejor no me hubiera importado tanto caminar todo eso, pero en otra situación.

Caminar cuatro kilómetros sería hacerlo tranquilamente para no cansarme, pero cuando estás alerta para no encontrarte a tu padre y encima, está lloviendo… pues no era lo que más me apetecía.

Cabe destacar que, antes de ir a las ruinas, fuimos a un bar de cerca porque se nos acopló un sujeta velas y nos lo tuvimos que quitar antes que nada de encima.

Pero aún con todo eso. Aún siendo unas ruinas en las que acabaste de manera improvisada un día de huelga en tu colegio, aún se puede convertir en algo muy especial. Basta con la compañía del otro para hacer de cualquier ruina abandonada un refugio, una guarida de secretos y risas. Una caja de besos interminables, de buenos recuerdos, canciones dedicadas el uno al otro y caricias.

"—Cariño, ¿Te acuerdas?.— Me pregunta mi novio cuando pasamos por una casa derruida.— Aquí fue la primera vez que fo---

—Cállate."

Qué pena no poder decir que hicimos cosas románticas ahí, no podré contarles a mis hijos una historia bonita de mi primera cita.
Porque esa es otra. Yo le pregunto a mi padre sobre su primera cita con mi madre y me relata un cuento de hadas.

"Era la primera vez que salíamos y estábamos un poco nerviosos. Tu madre tuvo que mentir diciendo que iba a casa de una amiga, ya que todavía no sabían tus abuelos que éramos novios y yo no les daba mucha confianza.

Primero la llevé a cafetería a tomar unos bollos, recuerdo que nos reíamos de cualquier estupidez. Eran unas risas un poco avergonzadas, ya que no habíamos estado solos ella y yo anteriormente, siempre habíamos tenido que salir con amigos.

Después de eso fuimos al parque y nos sentamos bajo la sombra de un árbol, el contacto ya, aunque mínimo, era más íntimo, más especial. Ella estaba sentada en mis piernas, en algún momento las palabras fueron calladas y nuestros rostros se fueron acercando, hasta unir nuestros labios en el primero de muchos otros besos."

Así sí, joder. Eso es bonito, es romántico, es mágico. Cada vez que pasamos por el árbol de mierda —Menos mal que está en otra ciudad y eso es pocas veces— nos cuenta nuevamente la historia y es que no es para menos, ¿Qué les voy contar yo?

"—Mirad, hijos, aquí es donde me tiré a vuestro padre por primera vez.

—… ¿Al menos fue sobre un colchón?

—No."

Llámame tiquismiquis, pero siento como que algo falla, no sé, como que por alguna razón no queda igual, no es lo mismo. Es como si no transmitiera lo mismo que la primera historia. A lo mejor es cosa mía y estoy yo loco rallándome la mente, que puede ser, pero creo que no, no es igual de bonito.

¿Vosotros habéis tenido una primera cita o siquiera una cita? ¿Habéis tenido experiencias graciosas en ellas? Contad en los comentarios lo que pasó y así me río yo también un rato.

Vlog De Un DesgraciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora