Entrada 22. Profesores

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Guardias de seguridad. Policías. Instructores. Sargentos. Demonios. Ejecutores.

Ángel: ¿Qué haces?

¿Eh? Ah, nada. Solamente digo sinónimos de profesores.

Okey, no —¿O sí…?—. No todos los profesores son Satanás encarnado en un hombre que te mira con una sádica sonrisa cuando te pone trabajos para realizar durante el fin de semana.

Yo estoy en el bachillerato de artes y este año me han tocado profesores realmente curiosos, aunque todos los profesores en general son un mundo. A pesar de eso, no es difícil que se formen distintas clasificaciones para los distintos tipos de profesores que existen y de esto es de lo que voy a hablar hoy, intercalando anécdotas de profesores que he tenido.

Vamos a estar.

Un tipo de profesor es el que te cuenta su vida. Yo tuve dos de estos, ambos en la antigua escuela en la que estaba, que era de monjas —Que os jodan putas monjas, ¡Ahora soy libre!—.
Estos profesores se creen que te importan sus anécdotas. Y te importan, con tal de no dar clase le pides que te cuente tres veces más la historia de su divorcio.

—Ay, no sé, me da un poco de pena, ¿No lo he contado muchas veces ya?.— Pregunta el profesor con una clara ilusión de relatarlo una vez más

—No, profesor, qué va. Nos encanta escuchar como su esposa lo engañó con otro tipo.— Respondo con una sonrisa que me va de oreja a oreja.

—…

Bueno, quizás, sólo quizás, no deberías decirle eso.

Uno de los profesores que tuve, el que más hablaba, se tiró durante una puta clase entera explicando cómo se juega a las canicas. No estoy exagerando que fue una clase entera, es que no dimos nada del tema.

Otro tipo de profesor es el bueno.

—Unknown-Sempai, ¿Realmente existe el profesor bueno?.— Preguntas ilusionado. Hacía mucho que no planteabas tus dudas al sempai. Seguía igual de sexy que siempre o incluso más.

Existe y no es tan raro como parece. Yo he tenido tres así, uno de economía, uno de gimnasia —Eso sí es raro— y otro de audiovisuales, este mismo año.

El de economía me lo saltaré, no tiene nada interesante que contar. Diré una cosa, y solamente una, sobre el de gimnasia.
Nos usaba como conejillos de indias en sus sesiones de meditación.
No añadiré nada más.

El de audiovisuales… ¡PODER!

Nadie va a entender eso —Excepto Corderito y Escudo de carne, si están leyendo esto. Hola—, pero si no lo hacía me petaba un pulmón.

Pasemos a los profesores de gimnasia. Acostumbran ser unos cabrones, el que tenemos este año es directamente gilipollas.

Hace unos meses hacía bueno, pedazo de cabrón, es que hacía bueno. Pero no, tiene que esperar a que sea invierno y el frío te cale en los putos huesos para él, con su polla, obligarnos a hacer sesiones de natación. Claro, como él no tiene pelo que se le pueda mojar se cree muy puto amo con su brillante calva.
Hablando de pollas, ¿Quién se desnuda en mitad del puto vestidor? ¿No se podía ir a una esquinita? ¿Tenía que ser ahí en medio? ¿Enserio? ¿Dónde todos lo podíamos ver?

Profesores cabrones en general. He tenido muchas experiencias, este año están aumentando exponencialmente.
El año pasado un puto gilipollas me amenazó con ponerme un parte por preguntar si podía explicar algo en la pizarra.

—Unknown, pues lo dirías de malas maneras.— Sugieres con inocencia, sin sospechar que eso me tocaba los cojones.

¿En qué mundo «Perdón, profesor, ¿Podría explicar esto en la pizarra?» es faltar al puto respeto? Porque esas fueron mis palabras, literalmente.

—Uy, perdón Señor Profesor, lamento pedirle que haga su puto trabajo de mierda y me explique algo que no logro entender. No sé cómo se me ha podido ocurrir la locura de que usted, su Majestad de la escuela, pueda explicarme a mí, un sucio alumno, una cosa que no entiendo. A pesar de que le paguen por eso. Perra.

Me hubiera gustado tenerlos tan gordos como para decir eso.

Este año tenemos a un profesor de lengua que… está bien ¿No? Está bien eso de que pida voluntarios a traer cosas y leer. Yo traiga dos poesías hechas por mí. Y NO ME DIGA NADA SOBRE LAS PUTAS POESÍAS.

El muy puto entró en respuesta predeterminada y sólo me dijo que tenía que leer más. Después a los pocos días, con sus santos cojones, fue y me dijo «A ver cuando traes algo para leer», ¡Qué te jodan!
También, se le puede atribuir cosas tan preciosas como decir que no le gustan las poesías verdes y luego «¿Vas a leer? ¿Es verde? ¿No? Pues busca una verde». Pero, cuidado, que dice que es por nosotros… ¡Qué no queremos leer poesías verdes!

Algunas de sus frases célebres son: «No podemos ser personas testarudas que siempre creen tener la razón. Si te digo que está mal es porque está mal», «No corras tanto», «Tienes que leer más».
Pero algo así.

Profesor: Tienes que leer más.

Yo: Ya leo, me gusta leer.

Profesor: Pues más.

Ese profesor te mira a través de sus ojos fijamente y en un SEGUNDO te fulmina el alma.
Como en ese incómodo momento en que le dice a un alumno «No corras» y el muy imbécil le responde que está sentado. True Story.

Tengo también un profesor con vista panorámica. Con un ojo ve los exámenes y con el otro vigila que no se le quemen las lentejas. «¿Os gusta el Partenón? A mí en parte sí y en Partenón». Es genial. Me ha apodado el ilustrador. Una vez nos llamó a todos fantasmas y dice que no le caemos excesivamente mal.
Uno que es la versión profesor de buscando a Wally, porque viene cuando le da la gana. Si lo llegas a ver en el colegio tienes de regalo un punto más para el examen y un porro

Y no podría irme sin hablar de los profesores de filosofía. De mi profesor de filosofía en concreto, que es el puto amo.

Algunas de sus frases más célebres son:
-Melendi es la bruja moderna del cuento.
-Cuando escucho a Melendi me dan ganas de invadir Polonia.
-Imbéciles pateabalones.
-Dormir está sobrevalorado y gastamos mucho tiempo en ello.
-Si los canis supieran que son canis la única alternativa que les quedaría sería morir.

Entre otras.

¿Tenéis anécdotas con profesores? Ponedlas en comentarios.

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