.Continua la historia. Cap. 1.

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Esa cafetería desprendía un olor especial a bollos recién hechos, café, zumo y té. Alguien que estuviera leyendo esto podría pensar que a eso es a lo que huele cualquier cafetería que te encuentres y estaría cometiendo una sorprendente equivocación. Aquella embriagadora fragancia era realmente única, nunca habías experimentado un olor tan irresistible en tus fosas nasales.

Nada más ver el pequeño local una extraña sensación de destino recorrió tu cuerpo en forma de hormigueo, ¿Estarías siendo supersticiosa otra vez? Probablemente sí, era lo que siempre te pasaba, aunque seguías confiando en tu instinto. Casi podías escuchar la inoportuna voz de tu tía Margarita diciendo «¿Otra vez con tus señales raras? ¡No digas tonterías! Esas cosas no existen, niña, son solamente fantasías de tu alocada mente, ¡Deja de soñar despierta!».
Sonreiste al pensarlo, definitivamente eso era algo que ella diría, pero esta vez ibas sola paseando, así que no había nadie que te impidiera adentrarte en aquel pequeño local con aire romántico y campestre, que destacaba entre los grandes e imponentes rascacielos de la gran ciudad.

Una campanilla juguetona sonó graciosa al abrir la puerta, no tardó más de cinco segundos en aparecer un camarero a atenderte, dedicándote una sonrisa cordial. No podías negar que la forma de atender era exquisita y si pudieras de lo harías saber al dueño o dueña del establecimiento, pero te parecía una suprema tontería molestarlo o molestarla para tan pobre halago.

Observaste a los camareros y camareras. Había dos tipos de uniforme, uno de chaqueta, pajarita, zapatos de vestir y pantalón negro, con una camisa blanca debajo y guantes del mismo color de la camisa; el segundo uniforme constaba de un vestido de falda corta y pomposa negro, de tirantes, con decoración en color blanco y el cuello y los tirantes, así como el pecho y el final de la falda, también tenía medias del mismo color y guantes como el anterior uniforme. Lo que más te sorprendió, en el mejor sentido de la palabra, es que los uniformes no hacían distinción de género y te podías encontrar chicos vistiendo el uniforme con falda o, en el caso contrario, chicas vistiendo el uniforme de chaqueta y pantalón. Esa apertura de mente del local te agradaba.
Todos los trabajadores atendían con gentileza que, unido al romanticismo y ambientación del lugar, hacían que uno se sintiera como en casa.

Buenas tardes, señorita, ¿Qué desea?.— Te preguntó amablemente un trabajador.

Buenas tardes igualmente.— Respondiste con una sonrisa.— Un café con leche, si no es mucha molestia.

En un momento se lo traigo, señorita.— Se despidió con una cortés reverencia.

Cuando el camarero se fue por tu pedido, sacaste un pequeño libro de tu bolsillo. Era un libro fino que solamente leías de vez en cuando, por eso no lo habías terminado todavía. Había sido un regalo de tu mejor amiga, que te conocía perfectamente. El libro se titulaba «La anarquía de tus ojos» y trataba del romance de dos personas en época de guerras, las cuales pertenecen a bandos opuestos y la protagonista es prisionera del bando de su amado, que es un soldado y así se conocen, surge el amor.

Suspiraste. Siempre habías amado las historias románticas, te encantaba soñar con el amor y también con la magia. De ahí que tus libros favoritos eran los de fantasía romántica.

Te trajeron el café y agradeciste al camarero con una amable sonrisa, que el muchacho te devolvió con cortesía. Guardaste el libro nuevamente y cogiste la taza por la pequeña asa de porcelana y la acercaste a tu rostro para oler su aroma. Te gustaba ese olor del café. La llevaste hasta tus labios para sorber el líquido caliente de su interior, entonces…

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No sé si funcionará, probablemente no y soy gilipollas, más de lo que yo me pensaba digo, pero me gustaría que en los comentarios pusierais una continuación y yo le daré forma y lo escribiré en próximas entradas. Estaría guay que esto saliera adelante.

La continuación que escribáis puede ser de cualquier manera, puede ser muy absurda, graciosa, romántica, fantasiosa. Como queráis, no hay limitaciones.

Vlog De Un DesgraciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora