Dear Diary

Día 8- Parte I

Dear Diary.

El día estuvo nublado casi toda la mañana, era muy lúgubre, húmedo, vacío y lo peor silencioso. Ya había comentado que odio el silencio, este se presta para que las personas piensen más de la cuenta y yo pienso mucho más de la cuenta. Para mi mala suerte, estaba sola en casa y como era feriado obvio no había ido al trabajo, así que cuando escucho el caer de la lluvia, sabía que todo empeoraría. No suelo deprimirme, en realidad nunca me había deprimido. Genial otro sentimiento nuevo descubierto gracias a él. Pero este día hizo que recordara con claridad, esa experiencia exacta que hoy escribiré. Y vaya que vale la pena...

Sus palabras taladraron mi cerebro, —Mientras estés a mi lado, no— Yo no soy una mujer dependiente, me gusta valerme por mi misma, y de paso nunca he necesitado a un hombre para que me brinde seguridad. Mis padres se divorciaron y mi madre se encargó de mí. A él; mi padre, le valió madre tener una hija, por lo tanto no sé lo que es que tener a una figura masculina a mi lado, para que me apoye, consuele o cuide. Y ahora aparece él y me dice que estaré a salvo, sólo si estoy a su lado, ok no.

Todo lo que acabo de relatar fue mi pensamiento luego de sus palabras, así que agarré mi bolso corrí hacia la salida. Sabía que él no se esperaría eso de mí y por lo tanto no reacciono, hasta que Salí por la puerta.

Oí que me llamaba con desesperación y di gracias a Dios, que el compañero en efecto se había ido a dormir. Y Vaya que Dios se presentó ante mí para ayudarme en el momento preciso, ya que cuando salí de la cafetería y di 5 paso rápidos, se estacionaba el carro de la coordinadora de un preescolar que está cerca del mío y de paso somos primas paternas —si, no tengo contacto con mi progenitor, pero si con su familia, es decir mi familia—. Abrí como loca la puerta del copiloto y le hice señas que hiciera silencio puesto que se sobresalto y grito levemente, pero al ver que era yo, me golpeo por el susto que le di, yo sólo le rogada que hiciera silencio.

El sujeto vio que me embarque en el carro, así que iba a nuestra dirección, pero al percatarme de esa acción le supliqué que arrancara y nos fuéramos, ella entendió que no era broma y al escuchar que el sujeto me llamaba y se dirigía con rapidez al carro, no sé qué historia se hizo en la cabeza pero arrancó como alma que lleva el diablo.

No tenía control de mi cuerpo, temblaba como loca. Mi prima sólo me veía de reojo, pero no preguntaba. Ella me conocía y sabía que si estaba en ese estado, era por algo y a demás por alguna razón también dicen que la sangre no es agua. Ella manejo con rumbo a mi colegio, pero tome de inmediato el volante y le imploré que no. Ahí si se asusto y pregunto qué estaba pasando, yo sólo negaba. Ella cambio de rumbo y siguió derecho, pasando por frente del colegio sin saber a dónde.

Cada segundo yo miraba al retrovisor para verificar si el sujeto nos seguía; pero no era así. Mi prima sin duda, era muy buena piloto y gracias a que no había tráfico, se permitió manejar a más velocidad de lo habitual. Me sobresalte al sentir repicar mi teléfono, sabía que era él. Por lo tanto lo apague, ya había visto demasiadas series de investigación y estaba segura que el sujeto tenía la manera de rastrearme, gracias a mi aparato.

Mi prima tomó su celular y marcó un número, y yo solo estaba con mi cabeza metida entra mis rodillas, estas las había colocado sobre el asiento y trataba de calmar mis pensamientos, que en ese momento estaban a mil por hora y sin freno. Ella comenzó a hablar y sólo pude entender que yo no asistiría ese día a clases, porque se nos había presentado una emergencia familiar. También hizo lo mismo al llamar a su colegio con la misma excusa. Tras finalizar esa llamada le solicite que lo apagara, tenía la leve sospecha que el sujeto ya había puesto a medio mundo a ubicar a la persona con la que me había escapado.