Día 3

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Dear diary.

Nuevamente estoy aquí, y aún dudo que siga escribiendo estas líneas. Por lo general, lo que comienzo a escribir por alguna razón, nunca lo culmino. Pero esto me lo debo y se lo debo... ¿a quién?, pues volvamos a ese día.

Me quede paralizada literalmente cuando me llamó por mi nombre y apellido, pero lo que sucedió luego ya me hizo valer madre. En vista a que no movía ni un músculo, a pesar que el "sujeto" fue amable pidiéndome que me sentara,  yo sólo estaba ahí aterrada viendo para todos lados, así que prosiguió sorprendiéndome al llamarme por mí apodo. Apodo que sólo saben mi familia y amigos.

Al notar mi reacción solo rió, y me preguntó si tendría alguna idea de lo que hacía ahí. Y como no la tenía, negué con la cabeza muy rápido. A lo que volvió a sonreír haciéndole una seña al compañero a mi lado y este sin ejercer mucha fuerza, me sentó en la silla delante del sujeto. Yo seguía con cosquillas en mi estómago, no suelo pasar por esas cosas, osea soy solo yo. No tengo nada en especial, soy solo una chica de 30 años, trabajadora y tratando de sobrevivir en este país.

Mientras todo lo anterior se repetía una y otra vez en mi mente, el sujeto hizo seña a la camarera y esta vino de inmediato. Yo sabía quién era ella, ya que como dije, suelo ir ahí con mis compañeros del trabajo. La miré fijamente y ella solo me miró como disculpándose. El sujeto le pidió un café y un pedazo de cheescake, luego posa su mirada en mí y me invita a pedir lo que quisiera, —irme— pensé. Pero solo negué con la cabeza. Este volvió a sonreír, creo que pensaba que mientras más relajado y simpático luciera ante mí, yo podría "relajarme" pero estaba muy equivocado, me ponía más nerviosa.

Al dejarnos solos la camarera pide al compañero que también se vaya, este a su vez lo miró extrañado ante esa petición, y el sujeto de manera muy firme y autoritaria, volvió a realizar la solicitud haciendo que si yo ya estaba nerviosa; ahora si ya veía a mis abuelas esperándome en el paraíso, así que no le quedó de otra al compañero, que retirarse.

Al estar solos, el sujeto siguió aparentando estar relajado y prosiguió a hablar sobre cosas, que no tenían sentido. Me comentó que ese lugar le gustaba porque para él, era un lugar simple y que hacía el mejor café que podía haber probado, cosa que es verdad, aunque nada supera el café que realiza mi mamá. 

 Yo lo veía fijamente mientras él hablaba y cuando nuestras miradas se cruzaban, yo tragaba en seco y bajaba la mirada. Era muy obvio el por qué lo hacía, así que él solo siguió con su monólogo sobre  que la Isla era un paraíso, a pesar de que el país estaba atravesando un momento trágico. También comento, o me hizo pensar que no era de este país, era como decimos aquí,  un navegado.

En un momento que ya no podía más, comencé a morderme las uñas, cosa que le hizo fruncir el ceño, y me tomo las manos apartándolas de mi boca. Yo me sobresalte y retire mis manos de las de él, acto al que sonrió y volvió a su posición inicial, espalda al respaldo de la silla y cruzado de brazos.

Me dijo que era una mala costumbre morderse las uñas y que es símbolo de debilidad y miedo. Yo me lo quedé viendo de la manera suelo hacerlo, cuando me dicen algo absurdamente obvio, —mi mirada de ¿más o menos? — Es decir entrecierro los ojos y hago un leve andén con las manos, moviendo también la cabeza levemente. Eso me salió natural, ya que es mi gesto característico y espontáneo. Él pudo notar eso, así que se me acercó colocando sus brazos sobre la mesa, apoyando su cara en una de sus manos y yo me aleje lo más que me permitió la silla

Al estar posicionado me dice, que de todo el rato que teníamos ahí le agradaba ver  que yo hiciera algo espontáneo sintiéndose en confianza. Yo solo resople ante tal loquera, — ¿en confianza? Si claro— pensé. Se mantuvo en esa posición hasta que llegó de nuevo la camarera, a dejar su pedido. Lo que me sorprendió fue, que ella también traía lo que siempre pido cuando voy con mis compañeros, es decir un mocaccino y un pedazo de torta de Flips. El sujeto miró el pedido adicional que la camarera colocaba al frente mío y dijo que por lo visto, sus informantes tenían la razón, ese sitio era mi favorito y lo frecuentaba a menudo.

Yo lo miré sorprendida; y este supo el por qué, así que me explicó que sabía muchas cosas de mí y hasta estaba seguro que sabía más de mi, que muchos de mis familiares y amigos. sus palabras hicieron que  lo mirara ladeando la cabeza y él, volvió a sonreír. Así que empezó a relatarme mi vida paso a paso. 

Hablo de mis padres divorciados, que hacían cada uno, de mi familia, de mis estudios universitarios. Relato al pie de la letra mi currículo vitae. Aunque eso lo sabían las personas a mi alrededor. Lo que me sorprendió fue cuando empezó a relatar mis gusto, aquellos que solo conozco yo; es decir mi pasión por la escritura.

Cuando me hablo de mi cuenta en Wattpad y de las obras que había escrito ahí, me pasé la mano por la cara. Culminó diciéndome, o más bien reprochándome, el por qué las dejó a media cuando mejor se ponen las historias. Quiso ser un psicólogo diciéndome, que eso era símbolo de indecisión y de no saber qué rumbo debo tomar con mi vida. Al finalizar su diagnóstico, solo me reí, no sé por qué lo hice,  tal vez los nervios me traicionaron o simplemente me burle de semejante tontería.

Él también rió y exclamó que ya me estaba dejando llevar, mostrándome más tranquila. Pero que así como escucho mi risa, quería escuchar mi voz. Quería saber de mi boca, si era cierto lo que dicen de mi en instagram, quería saber si es cierto que le hago honor a mi nombre. Quería saber, por qué  tantas personas me querían por ser como soy, por mi personalidad, por ser simpática, cariñosa, amable, educada, divertida,  una profesional y excelente maestra.

Quería saber si es cierto,  que a pesar de todo lo que está pasando a mí alrededor, no pierdo la esperanza y la ilusión y que eso se lo transmito a todos los que me rodean. Lo quería saber de mí, no de sus informantes. 

Quería que le mostrara algo que para él es imposible, porque no había conocido nunca a una persona de tales características. Pero por otro lado, estaba intrigado en saber, por qué el destino había sido tan cruel conmigo y me puso en el lugar menos indicado, a la hora menos indicada y había hecho, que yo presenciara algo que no debía. 

Quiso tomar la mano que tenía sobre la mesa y yo al darme cuenta la retire de inmediato. Él solo me miró fijamente y agarró su café para darle un sorbo, sin apartarme la mirada.

Ahí reaccione, y lo supe. Él tenía algo que ver con el incidente de la mañana. Miré a mi alrededor y observé al compañero, mirando fijamente a nuestra mesa.

Aquí culmino estas líneas por hoy, nos estamos escribiendo luego my dear diary. 

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 "El compañero" Culpa de mi prima.

Flips: cereal extremadamente dividido y mi obseción

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Flips: cereal extremadamente dividido y mi obseción

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