Dear Diary

Día 7

 Dear diary.

Hoy dude en escribir o no, pero aquí estoy. ¿Por qué dudé?, bueno resulta que fuimos con mis piojos en una excursión hacia uno de los miradores de la isla, y fue ahí donde mi día se hizo tizas. Durante todo el camino, me repetí una y mil veces, que no pensara en el pasado, que ya debía olvidar. Pero es absurdo, no puedo hacer. La única forma que pueda olvidar, es si me mudo a otro país ya que por su culpa y no hablo de los gobernantes de este país, ya no puedo estar aquí sin que cada lugar de esta Isla o cada rincón de este país me haga recordar. Yo creo que ya es hora, que tome la decisión más importante de mi vida, y por fin cumpla la promesa. Debo olvidar, debo olvidarte así que me voy...Pero antes tengo que terminar esto.

Era lógico que toda esa noche no pudiera dormir. Repetía una y mil veces lo sucedido, y no el evento desafortunado en sí, no era eso lo que repetía, era el sujeto el que se me venía una y otra vez a mi mente. Tome mi celular y vi la hora, — genial— suspire, faltaban 2 horas para que mi despertador sonara y no había logrado pegar un ojo. Mire mi whatsapp y puse en mi estado "Lo que faltaba, tengo insomnio desvelado" acompañado de varios muñequitos llorando. Cerré la aplicación, y coloque mi celular a un lado de la almohada y trate de acomodarme por enésima vez para ver si lograba dormir; pero no paso.

Lo que sí pasó, fue que sonó mi teléfono, me había llegado un mensaje. Lo mire con un ojo abierto y otro cerrado, pero luego los abrí los dos al ver de quién era el mensaje. Mi corazón empezó a latir con fuerza, si era el sujeto quien me escribía. —Levántate, lávate la cara y ve a tu cocina por un vaso de agua. Regresa, deja de pensar y trata de descansar— Leí varias veces el mensaje y luego me llegó otro diciendo —Estoy completamente seguro, que no has hecho nada de lo que te dije y aún estás en tu cama pensando. Así no lograrás descansar y mañana no tendrás energía para estar con tus piojos—. Al finalizar de leer, me levanté de golpe y fui directo a mi baño, me moje la cara, luego a la cocina, bebí un vaso de agua y regrese a mi cuarto y me acosté de nuevo en mi cama. No creía lo que acaba de suceder, eso no era típico de mí. Yo no le hago caso a mi madre, cuando me dice las cosas de manera autoritaria, entonces por qué le estaba haciendo caso a él.

Recibí nuevamente un mensaje del sujeto —Apuesto lo que quieras que luego de leer mi mensaje, diste un salto de tu cama he hiciste todo lo que te dije— acompañó el mensaje con muñequitos partiéndose de la risa. Resople fuertemente, lo quería matar. Pero no podía así que solo le envié un mensaje —Sin dudarlo, me estas cayendo mal— acompañado del muñequito que le sale humo por la nariz. Esperé unos segundos y ahí tenía su respuesta — ¿Entonces te caía bien?, no me vayas a responder ahora, sólo apaga el teléfono y ya sabes, deja de pensar y trata de descansar— Se despidió de mí con el muñequito que guiña el ojo y se desconecto, yo hice lo mismo y apague el teléfono.

Lo bueno fue que si logré dormir, por lo menos dos horas y media, claro, descansada totalmente no estaba, pero algo había logrado. Me levante a la hora de costumbre, fui a la cocina puse el café y me preparé mi desayuno, si suelo desayunar algo a esa hora y luego meriendo algo pequeño a la hora del recreo en el colegio. Mi madre aún no se levantaba, ella era jubilada y toda su vida se levantaba temprano, así que ahora los papeles se habían invertido.

Hice mi rutina normal y a la hora de siempre, salí de mi hogar. Claro ya había dicho que cuando salgo aún el sol no ha salido, así que es muy oscuro aún, pero no me da miedo salir, o no me daba miedo salir. Lo que hice para espantar mis pensamientos locos, fue colocarme mis audífonos y salir de ahí cantando y sin pensar. Puse a todo el volumen Wake me up de Avicci y empecé a caminar a la entrada de mi urbanización y de ahí caminaría hasta la parada del bus, esta no se encontraba lejos, pero tenía cierto trecho que recorrer.