Volví a mirar mi reloj.
Seulbi aún no ha llegado, ¿faltará hoy?
Torcí la boca y seguí esperando.
La puerta se abrió revelando al profesor de informática.
Suspiré hondo.
Ya no vendrá.
Saqué mi material para empezar la clase, y cuando el profesor iba a hablar dos toques en la puerta le interrumpieron.
- ¿Se puede pasar? - reconocí la voz.
Fijé mi atención en la puerta, esperando ver a Seulbi, al fin.
- Sólo por esta vez señorita Jung - respondió el profesor.
Seulbi entró, cerró la puerta e hizo varias reverencias.
Se dirigió rápidamente a su sitio con la cabeza agachada.
Su pelo tapaba todo su rostro, por lo cual me resultaba difícil verle.
Cuando pasó por mi lado, intenté ver al menos un poco.
Y lo conseguí.
Me sorprendí al ver el estado en el que se encontraba.
Sus ojos se encontraban rojos, como si acabase de llorar.
Me entristecí al segundo.
Pero necesitaba animarla, por lo que me prometí ir a hablar con ella cuando acabase la clase.