Al entrar en contacto con los cálidos y protectores brazos de Yunho, no pude evitar romperme.
Yunho es de confianza Seulbi, no juzgues.
- Todo va a estar bien, te lo prometo - volvió a susurrar.
Mi cuerpo seguía temblando pero mis lágrimas de calmaron.
- ¿Tienes frío? - preguntó Yunho mientras se separaba un poco.
Negué con la cabeza mientras jugaba con los cordones de su sudadera.
Él apartó el pelo que caía por mi cara, dejándolo tras mi oreja.
Sentí como mis mejillas ardían al tener su mirada fija en mi.
- Eres hermosa Seulbi - susurró.
Levanté mi vista de golpe y pude ver como sus ojos brillaban.
Él me sonrió, y analizó mi cara con todo detalle.
- Muy hermosa - habló ahora más fuerte.
Noté la sinceridad en su voz, causando que más lágrimas se acumulasen en los bordes de mis ojos.
Pero me negué a llorar más.
- No sabes cuanto significan estas palabras para mi ahora, Yunho - ahora fue mi turno de susurrar.
- Pues acostúmbrate, porque pienso decirte la bella persona eres todos los días - dejó un beso en mi frente.
Sentí como si me derritiese, como si mi frío y dañado corazón se iba descongelando y reconstruyendo.
No supe qué decirle, por lo que volví a colocar mi cabeza en su pecho.
Él volvió a rodearme con sus brazos y pude escuchar perfectamente sus latidos.
Eran rápidos y fuertes.
Como los míos.
