Me tiré en el suelo de mi habitación, queriendo huir de una vez.
Agarré mi cabeza fuertemente mientras lloraba.
Ahí vamos de nuevo.
Escuché como algo se rompía en la habitación de al lado, y no me hizo falta saber el qué y quienes eran.
Solté unos pequeños sollozos.
No pudiendo aguantar más, me levanté del suelo rápidamente, causando que me marease.
Me agarré en lo primero que pillé, por lo que no conseguí equilibrarme, y volví a caer.
Me golpee la cabeza con el escritorio, pero aún así me volví a levantar.
Abrí uno de los cajones y lo saqué.
Saqué mi fiel y antiguo amigo.
Me hice una promesa a mi misma, pero las promesas están para romperlas.
Deslice el trozo metálico por mis muñecas suavemente primero, creando un pequeño arañazo.
Suspiré hondo y me concentré en mi muñeca.
Clavé la cuchilla en mi muñeca de nuevo y cerré los ojos fuertemente mientras la volvía a deslizar, esta vez cortando la piel.
Repetí la misma acción un par de veces, llenando toda mi muñeca de sangre y cortes frescos.
Hemos vuelto al mismo punto.
Respiré hondo y apoyé la cabeza en los pies de la cama.
Noté como la cabeza empezaba a darme vueltas y vueltas, y sólo podía escuchar corazón, cada vez más fuerte y rápido.
No quise luchar más, y tan solo me dejé llevar.
