C6: Encuentro

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Los días pasan ligeros, pero con su inconfundible correteo. Están por acabar las clases y eso supone exámenes y un montón de informes que se deben presentar antes de que termine el semestre.

Trato de encontrar el equilibrio entre lo que debo hacer y mi madre. Mi nana Juana, me alienta a no preocuparme más de lo debido, repitiéndome que ella se encargará de cuidar a mi madre y que me avisará si algo sucede.

Constantemente me veo en la necesidad de encerrarme en mi cuarto y querer parar el tiempo, siento que todo está avanzando demasiado rápido y en el trabajo aquello no ayuda, hoy fue uno de esos días.

Él es constante con sus dialectos algo encriptados, y eso me está exasperando.

─ Tu cliente espera ─ Melanie me señala la mesa que está al fondo ─ sabes que sólo tú puedes atenderlo ─ me recuerda con molestia poco disimulada.

─ Puedes ir tú si tanto lo deseas ─ respondí sin dejar de ordenar los nuevos postres que habían traído ─ yo no te haré problemas.

─ Bien, dado que te haces del rogar, voy a ir yo ─ la vi acomodarse el escote y menearse con una sensualidad casual pero que sí fue causante de varios giramientos de cabeza por nuestra clientela masculina.

Dejé de prestar atención y me centré en mi quehacer, pero claramente aquello no duró mucho tiempo.

─ Hola Antonela ─ no tuve que levantar la mirada para saber quién era ─ ¿cómo estás?

─ Bien ─ dejé la última tajada de Torta Helada, me incorporé y lo miré ─ ¿tomaron su pedido?

─ A eso vengo ─ nos miramos unos segundos y por el rabillo del ojo veo a Melanie pasar toda rabiosa hacia la cocina ─ tómalo, por favor ─ a pesar de su "por favor" soy consciente de su orden bien mezclada con un suave gesto de amabilidad.

─ Bien ─ no dilato más el momento y tomo mi libreta con mi lápiz para anotar lo que sea que desee pedir esta vez.

─ Quiero un combo 4, y añádele unos cubos de hielo a ese jugo, todo para llevar ─ veo como da unos leves toques a la barra mientras no deja de observarme ─ eso es todo.

─ Bien ─ despego la mirada de la libreta y lo miro ─ en unos minutos estará.

─ Lo subes, estaré arriba con mi personal ─ no me dio tiempo a responderle cuando lo vi salir del local para poder subir por la puerta que tienen asignada.

─ Así que cualquiera puede atenderlo, ¿no? ─ Melanie estaba detrás mío y no me percaté de ello por estar aun viendo la puerta, de lo que sí me percaté fue de su sarcasmo al más alto nivel.

─ Se supone que así es ─ evito seguirle el juego y me pongo a preparar el pedido ─ te llaman.

Veinte minutos después subo con su pedido tal como lo solicitó. Previamente le pregunté a Matt en que zona estaba para no ir por ahí buscándolo. Mientras me acercaba me di cuenta por qué nunca me imaginé que él fuera el dueño de semejante empresa.

Si bien es alguien que se ve tiene presencia, es bastante joven, por las características que tiene no le pongo más de 29 años, dudo que tenga 30 años. Su porte juvenil y su vestimenta casual le hacen alguien que fácilmente se mezcla con su personal que, al contrario de él, si intentan parecer lo que no son.

Lo veo interactuar de lo más relajado con tres personas, dos hombres y una mujer. Él está riendo por algo que dijo la chica morena de aquella vez, la que he de suponer es la novia de turno, mientras los demás le siguen el juego a la despampanante chica. Bonita, no hay que negar lo evidente, sea o no natural, ella se ve sacada de una revista.

ALAS FRAGMENTADASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora