CAPÍTULO 1: Croquetas

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"Los cadáveres son los mejores confidentes"

Todo inicio en una pequeña casa donde vivían dos mujeres de la mediana edad llamadas Laurel y Ovetta, ambas eran grandes amigas, juntas formaban un curioso duo, ya que ambas compartían un estilo extravagante y desaliñado, Ovetta era una mujer de 45 años, gorda, de estatura media, ojos pequeños y cafés, maquillados con sombra negra aplicada de manera exagerada y excesiva, labios grandes pintados en un rojo intenso, cabello corto teñido de rojo cerezo, la aplicación del tinte era tan mala al punto de que las raices oscuras de su cuero cabello eran bastante notorias, de personalidad alegre, alocada y vivaz pero aveces iracunda, su inseparable compañera y siempre confidente era Laurel, ella tenía 43 años, delgada y de estatura más baja, su cabello estaba teñido de rubio platino, ojos color café bastante grandes y expresivos, delineados con negro y maquillados con sombra café aplicada de forma exagerada, de boca pequeña pero labios carnosos pintados con el mismo rojo intenso que usaba Ovetta, de personalidad alegre, servicial y amable.
Ese día cada una se encontraba en su sitio, las dos se ubicaban en la sucia y polvorienta sala de la pequeña casa, aquella sala de estar sólo tenía dos empolvados y viejos sillones tapizados los dos en un mismo fondo blanco con flores de diversos colores pero el fondo estaba ya casí gris por la suciedad que lo cubría.
Ovetta se hallaba recostada en el sillón más grande leyendo un viejo periódico maltratado, mientras que Laurel barria el suelo de modo torpe e inexperto tropezandose con los dos  muebles y tirando continuamente la escoba de formas accidentales, estaba muy concentrada en su labor hasta que Ovetta la interrumpió llamandola en voz alta
- Laurel! - gritó Ovetta, Laurel le sonrió y bajó la cabeza como muestra de obediencia, soltó la escoba dejandola caer al piso y enseguida se acercó a Ovetta respondiendole muy amable
- que sucede Ovetta? - preguntó Laurel en un tono bajo
- traerme más comida! ya! - ordenó Ovetta.,
Después de esta orden la dulce sonrisa de Laurel se transformó en una expresión afligida
- Ovetta ya no hay más comida - dijo Laurel nerviosa y trémula, Ovetta se molestó al escuchar esas palabras
- pues que esperas ve a comprar más comida! - dijo Ovetta molesta
la entristecida Laurel le respondió de forma bastante amable
- ya no tengo más dinero Ovetta me he gastado todas mis ganancias y ahorros en tu comida -

- no culpa mía que tú no
comas nada - afirmó Ovetta

Laurel la miró con ojos tristes
- porque tú te lo acabas todo - respondió

Ovetta lanzó uno de los cojines del sillón él cual impactó directo a la cara de Laurel, Laurel al recibirlo no respondió pero tampoco se molesto en lo absoluto por lo que su amiga le acababa de hacer, en cambio Ovetta le dijo en un tono de burlesco
- lo que pasa es que tú solo comes comida de gato -

En ese momento el teléfono empezó a sonar, Laurel se dirigió a la habitación de ambas para contestarlo, tardó unos segundos, colgó y enseguida volvió a la sala, ahora con una expresión de preocupación más notoria en el rostro, Ovetta la mira burlona y le comentó con picardía
-

tienes admiradores nuevos? - sugirió

- era la casera y dice que nos va hechar mañana a primera hora si no le pagamos la renta y no tenemos ni un centavo - dijo Laurel preocupada

- pero tú ganabas algunos centavos cortando y tiñiendo cabello en esa bonita peluquería - respondió Ovetta

- si pero me han corrido de allí - dijo Laurel afligida

- pero porque?... si tú cortas muy bien el cabello -

- me corrieron injustamente, todo pasó mientras atendía a una clienta a la que le estaba cortando el cabello pero ocurrió un accidente, sin querer  le corté el cuero cabelludo pero le pedí perdón, aún así la señorita se comportó bastante grosera no paraba de gritarme nisiquiera me pagó y eso no es todo su familia me hecho a la policia -

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