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Un demonio no puede besar a los humanos.

El diablo que era rey del infierno, había sufrido mucho por un amor del pasado, y se dio cuenta que la manera en la que puedes hacer que una persona sufra más es por el amor.

El punto era reunir a las personas más atractivas de la tierra para que enamoraran a los demás y así pagar todo lo que le habían hecho. 

Lo único que estaba prohibido era besar, para el diablo, dar un beso era un signo de amor, y el punto no era enamorarte, simplemente romper su corazón. 

Sí dabas un beso, quedabas fuera para llegar a ser diablo y sustituir al actual. Además tenías que tener cuidado al que se te escape que eres un demonio, estaba prohibido, sí se enteraban de que un humano sabía que eras un demonio y el diablo no confiaba en que esa persona se quedara callado, la mataría. 

Y el diablo no era alguien que tuviera mucha confianza en las personas.

Por eso,  cuando Hoseok se alejó,  Jungkook sintió tanta desesperación.

Caminaron al carro del castaño y,  quien se ofreció a llevar al menor.
En el camino,  ambos hablaban de temas sin sentido. 

-Enserio odio el brócoli,  pero si lo combinas con otra verdura,  lo soporto.

-Yo me lo paso en bocados grandes. 
Rieron por un momento,  el menor suspiró y dió un pequeño salto al escuchar que el timbre sonó.

-¿Es tu celular?- Sonrió por el tono de llamada que tenía. 

-No te burles. -Contestó con una sonrisa indignada. Pero poco le duró cuando le avisaron que su mamá sufrió un accidente.

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-Jungkook, tranquilo,  no va a pasar  nada,  todo va a estar bien. 

Jungkook respiraba alterado intentando no llorar. 

-H-hyung..  -Fué abrazado por Hoseok. 
La calidez de sus brazos recorrió todo el cuerpo de Jungkook,  podía sentir su respiración en su cuello,  y él aprovechó para rodearlo con sus brazos,  respiró profundo llenando sus pulmones con su aroma,  era reconfortante la fuerza aplicada en su espalda,  dándole fortaleza.

-Debemos esperar a que nos digan algo. -Tomó con ambas manos sus mejillas,  mirándolo con mucha seguridad. -Pueden darnos malas noticias,  pero siempre estaré a tu lado,  no te voy a dejar y te voy a apoyar en todo.-Se acercó dejando un beso pequeño en su frente,  sonriendole de forma tranquilizadora. 

Estuvieron abrazados hasta que si tía,  que vivía al otro lado de la ciudad llegó.

-Hijo,  ve a descansar,  me quedaré con ella este noche,  cualquier noticia yo te aviso.

La señora con un aspecto muy moderno entró en una habitación que tenía como nombre "Sala 3".

Con la mano derecha de Jungkook entrelazada caminaron hasta el carro del demonio.
Cuando cerró la piedra,  puso una mano en la rodilla del menor.

-Sabes,  sé que es noche,  pero..  No quieres ir a comer. -El mayor enserio estaba sintiendo un vacío en el estómago viendo a Jungkook observar al hospital con un dolor en   dolor en la mirada.  Una lágrima amenazando con salir y su labio temblando.

-No sé si estoy de ánimo. -Habló con apenas un hilo de voz.

-Lo sé,  pero podrás  distraerte.

- Yo.. no quiero regresar a casa. -Negó con la cabeza,  volteando su cabeza en dirección a Hoseok.-Pero tampoco quiero "divertirme".

Hoseok suspiró,  y asintió dándole sentido a lo que acaba de decir.

-Está bien,  vamos a mi casa.
Sin preguntar arrancó.

Jungkook sentía que la comida regresaba al mundo.  Sujetó con toda la valentía que tenía,  la mano de Hoseok que aún estaba en su rodilla. Logró ver de soslayo como la hermosa sonrisa de Hoseok comenzaba a aparecer en su perfecto rostro. 

-Eres increíble Jungkook.

¡¡No me beses!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora