¡¡No me beses!!

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Jung tenía una Oficina en la ciudad,  no hacía realmente nada.  Solo se dedicaba a estafar y robar. 

Siempre había fiesta en su edificio,  cuando logró llegar a donde el se encontraba tocó la puerta y recibió un fuerte grito. 

-¡Pasa de una maldita vez!

Rodó los ojos y pasó.  Aveces odiaba que fuera su padre. 

Se puso frente al escritorio y lo miró con desprecio.

-¿Ahora que quieres?.-Se cruzó de brazos y dirigió su vista a la ventana. 

Había dejado a Jungkook en la parada de autobuses,  aunque la fila era algo extensa como para poder verificar que haya subido sano y salvo.  Pero no tenía elección. 
De hecho Jungkook había sido quien acompañó a Hoseok,  pero él no quería que Jungkook estuviera cerca de todos esos demonios sueltos.  Así que regresaron para poder dejar al menor. 

-Jimin me dijo que tu humano sabe la verdad.-Se recargó en su silla de cuero,  y sujetó su vaso con whisky.

-Ah,  si,  ¿eso que tiene?. -Preguntó desinteresado.

-Tu sabes que no puedo permitir que eso suceda.-Levantó la ceja y se enderezó en su asiento.

-¿A que te refieres?. -Puso sus brazos en la sila frente a él dejando su peso recargarse,  sentía que pronto se caería.

-Ese chico debe de desaparecer.-Tomó un puro de un cajón a su derecha.

-¡Eso no te lo permito Jung.-Gritó con desesperación,  no podía acerle eso a Jungkook. No después de que estaba enamorándose de él.

-¡No me llames así!  Soy tu padre.- Se puso de pie dejando lo que sostenía en la mesa.

-Claro que no,  tu asesinaste a mi madre.  Dejaste de serlo en ese momento. -Miró de pies a cabeza al Diablo frente a él,  con una expresión de repugnancia y dolor.

-La maté porque era necesario.Ella quería besarme,  y eso no puede pasar.- Movió  su mano restando importancia. 

-¡Y lo dices así!. -Levantó la silla levemente y la azotó haciendo un ruido fuerte en la habitación.

-Ella no me complacía,  además se acostó conmigo sin siquiera haberme besado.  Que ingenua.-Se burló y miró en otra dirección divertido con el recuerdo. -¡Hoseok!  Regresa.  No mataré al chico pero que te quede claro.  Sino logras romper más corazónes,  te despojaré y nunca llegaras a ser un Diablo.  Que decepción serías. 

Exigió en cuanto Hoseok se alejó hasta la puerta,  pero la oferta era tentadora.

Aún así salió del lugar. 

Al legar al corto pasillo que daba salida al edificio su padre lo detuvo con magia. Haciendo que quedaran frente a frente. 

-¡¡Tu vas a ser lo que yo te diga,  no puedes besar a los humanos,  y harás lo que yo hice con tu estúpida madre.  Y si eso no te agrada,  tendrás que conformarte con el casto que recibe un mugroso demonio que se enamora de un humano tan imbécil como él!. Por que yo no soy un idiota,  ese humano te importa lo suficiente para retarme.  Anda,  ve y besa a ese chico,  pero cuando tu castigo se cumpla no quiero que ruegues.  Tu objetivo es romperle el corazón,  jugar con sus sentimientos y hacerlo sufrir tanto que te odie hasta la muerte.  Y con un poco de suerte  se suicidara el maldito ingenuo!!

Hoseok forcejeó hasta lograr soltarse,  su padre se dio la vuelta y entró de nuevo al lugar. 

-¿Solo jugabas conmigo?. -Jungkook estaba al final del pasillo,  su cara estaba llena de lágrimas y sostenía la bufanda que Hoseok le prestó para evitar que se resfriara. 

-Jungkook déjame explicarte.
Con pasos lentos se acercó al menor quien estaba negando con su cabeza y retrocedía.  A hoseok le dolía su pecho con tan solo ver la tristeza y decepción en los ojos de Jungkook. 

-Yo... yo creí que me querías.