—¿Qué estamos haciendo, Henderasito? —susurro contra sus labios después de el largo beso que nos dimos.
—No sé, princesita. Besarnos creo — sonríe y acaricia mi mejilla.
—Pero no deberíamos —niego con la cabeza. —Nos detestamos.
—Lo sé —asiente —Pero pues, nos gusta besarnos — él deja un beso corto sobre mis labios y sonrió. No sé qué está haciendo conmigo este chico. Él muerde mi labio inferior con delicadeza y yo cierro los ojos.
Cuando estamos apunto de volver a besarnos escuchamos unos ruidos afuera del salón y nos separamos rápidamente. Él se levanta y me ayuda a levantarme. Vemos como se abre la puerta y es el conserje. Al reconocerme abre los ojos sorprendido.
—¿Qué hacen aquí? —pregunta confundido.
—Carl, nos hicieron una broma y nos dejaron encerrados aquí — le digo con fingida molestia.
—¿De verdad? —frunce el ceño y mira a Hender, éste solo asiente. —Bueno ya pueden irse.
—No le vayas a contar a mi papá, ¿Sí? Un secreto entre los dos —le suplico.
—Esta bien señorita —él me regala una sonrisa y salgo de allí con Hender siguiendome por atrás. Sin decir ninguna palabra empiezo a subir las escaleras con cuidado.
Al llegar ya arriba veo que esta completamente solo. Necesito urgente hablar con las chicas del por qué se fueron y me dejaron.
—Puedo llevarte —habla Hender cuando ya salimos del colegio y yo volteo a verlo — Tus amigas no se ven por aquí —se encoje de hombros.
—Esta bien, supongo —él asiente y camina por delante de mí hacia su auto. Al llegar a este ambos nos montamos y él lo enciende para empezar a manejar.
Definitivamente estos han sido los minutos más incómodos de mi vida. Ni siquiera la radio apacigua el silencio entre los dos y lo relaja. Pero bueno, tampoco hay mucho de qué hablar, o eso pienso yo. Él estaciona frente a mi casa y apaga el auto.
—Yo —él habla y lo miro — Siento si he sido muy cruel contigo —me sorprende su disculpa.
—No importa —le resto importancia y le sonrió —Gracias por traerme —él asiente y yo me bajo del auto. El me guiña un ojo y se va.
Empiezo a caminar a la entrada de mi casa pero escucho un auto y volteo a ver. Veo como Alex bajo de el y yo maldigo por dentro. Se me había olvidado por completo Alex. Él se acerca a mí.
—¿Ese era mi hermano? —me pregunta él señalando el auto que se acaba de ir.
—Sí, es que nos quedamos reunidos en el colegio por el comité del baile y se ofreció en traerme. Siento no haberte avisado — hago mi mejor cara de tristeza.
—No, tranquila. Sólo me sorprendió, ya que como no se llevan bien — él rasca su nuca.
Pues no nos llevamos bien, pero vaya que cuando nos besamos, sí.
—Sí, pero un favor es un favor —me encojo de hombros — Bueno, gracias por venir pero ya entrare a mi casa antes de que me regañen.—También vine, a ver si querías ir al cine hoy conmigo —murmura él viendo hacia el suelo.
—¿En serio? —pregunto sorprendida
—Sí, incluso le pedí permiso a tu papá y me dijo que estaba bien.
—Oh, vale —respondo un poco incomoda — Voy a cambiarme y todo eso, y salimos. — él asiente y yo me volteo para caminar hacia mi casa pero no escucho a Alex siguiendome y cuando me volteo esta en el mismo lugar en que lo deje — ¿No vienes? — él se sobresalta y asiente rápidamente. Vaya chico.
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Chica Mimada (EDITANDO)
Teen FictionSi hubiera una historia en donde los papeles cambian, en donde la chica es la rebelde, la que juega con los chicos. ¿La leerían?. Sí, una chica, no un chico. Evyn Gallagher, completamente consentida por sus padres, querida por los chicos, envidiada...