....El próximo rey es coronado, tras un par de meses después de que su padre muriera, Levi es el siguiente en la sucesión del trono.
En la fiesta del nuevo rey donde se presenta desde la plebe, la servidumbre y los más refinados duques y princesas...
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--- puedes retirarte, Armin.
El omega de ojos cielo asintó con pesar, terminando de acomodarse la ropa y peinar sus desordenados cabellos de oro. Debía de obedecer las ordenes de su futuro rey, aunque eso implicara sentirse demasiado mal y usado, aunque realmente no fuese de esa forma. Armin sabía que sólo era alguien para satisfacer las necesidades sexuales del alfa, e incluso lo ayudaba en cada celo intenso del pelimegro, pero sobretodo, él lo había aceptado de esa forma ¿Y porqué?, todo porque se había enamorado y estaba dispuesto a creer que Levi podría llegar a quererlo, a corresponder sus sentimientos. Estaba dispuesto a intentar sacar ese lado amable y bondadoso que ocultaba en la parte más profunda de esa coraza impenetrable, ese caracter duro, esa frialdad en sus ojos azules metalicos, y el comportamiento egolatra que todo alfa tenía, pero él era diferente. Eso creía y quería que fuese real.
Sin embargo, aunque fuera su favorito para realizar actos sexuales, el futuro rey parecía ser aún un temple de hielo, tan frío y distante.
--- ¿Estás bien?.
Escuchó la voz ronca y un poco gruesa de su gobernante, quien estaba envuelto en una bata de seda color tinto y tenía mechones pegados en su húmeda frente.
Siempre era lo mismo, ambos terminarían de finalizar el coito y luego Levi le pediría al omega que se retirara, para antes de irse, preguntarle si todo estaba en orden.
Pero para el rubio, no lo estaba.--- si, estoy bien su alteza.-- esa siempre era su mentira preferida y más usada, pero qué más le quedaba. Si hubiese sido sincero, ya lo habría votado, pues sería una molestia tener que lidiar con sentimientos que no estaban en su rutina e importancia.--- me retiro.
Levi observó como el rubio se iba con la cabeza gacha y la mirada perdida en sus propios disturbios mentales.
Observó las prendas que tendría que usar para más tarde y haciendo una mueca repulsiva, entró al cuarto de baño para despejar su mente.
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El rey está sentado en su ancho y comodo trono, sus ropajes están fabricados de la seda más refinada de su reino, en su cabeza porta la corona del anterior rey, su padre.
--- felicidades por ser el nuevo rey.-- felicitó un anciano duque de nombre Pixis, haciendo una leve reverencia que el contrario dió un asentimiento de cabeza.--- su regalo será traído en unos momentos.
Levi asintió sin verdadera importancia, había resivido tantos regalos, tantas reverencias, tantas sonrisas, y todo eso le había parecido tan falso. A su ver, todas las personas reunidas en su "muy importante coronación" parecían ser hipocritas y llenas de codicia, había averiguado tanto de cada miembro importante de su corte y de otros reinos vecinos con los que estaban en un convenio de paz, que tan sólo ver los informes de sus espías se le hacía completamente repulsivo, eran corruptos e infames hijos de puta que sólo sabían robar a su convenencia.
Entonces el duque sonríe cuando se le informa en un susurro por parte de su esclavo, que el regalo está listo. --- le va a encantar, es una verdadera joya, fué traído desde un país lejano de oriente.
El anciano procedía a contar con un tonito de orgullo y arrogancia, mientras la mirada azul del rey no enfocaba nada, hacía oídos sordos al parloteo insesante de Pixis y en su interior sólo pensaba que toda esta guarrada era una pérdida de tiempo, sólo quería que el tiempo pasara rápido para así poder retirarse y no tener que seguir viendo las caras de sinismo de los demás y soportar otras reverencias y sonrisas falsas.
Las enormes puertas de roble son abiertas por dos guardias y por ellas entran cuatro esclavos cargando cofres, que seguramente tendrán oro y joyas preciosas.
Pero eso no es lo que destaca entre esos regalos. Es una persona de ropajes extraños y de tonalidades verdosas, portando es su cabeza con una especie de velo trasparente, alrededor de sus muñecas hay dos pulseras gruesas de oro y en sus orejas dos pendientes largos dorados.
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El rey queda impresionado ante tanta belleza, jamás había visto a alguien como aquel chico, y en su olfato persibe un aroma a flores y dulce.
Es exquisito.
Música comienza a sonar, al ritmo de un violín, sonajas y un pequeño laúd.
Frente a él, observa como aquel hermoso omega de cabellos castaños y ojos esmeraldas, quien usando ropajes gitanos, baila de la manera más sensual e increíble posible.
Se le ha sido obsequiado por ser el nuevo gobernante.
El hombre no puede quitar sus zafiros de esa criatura exótica que tiene acaparando toda su atención, y la de muchos, para su infortunio.
De imprevisto, se ha vuelto egoísta con su nuevo obsequio.
Quiere que solamente baile para él.
Sin embargo, la mirada del chico parece estar triste, no combina en nada con sus pasos tan delicados y sensuales. Está pérdido en la miseria de ser un esclavo exclusivo para entretener a su nuevo amo.
