Vale La Pena

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— puedo olerte, tu aroma es demasiado empalagoso

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— puedo olerte, tu aroma es demasiado empalagoso.– habló el rubio sin necesidad de voltear, había estado sentado en el borde de una fuente que estaba en el centro del gran patio, recordando su pasado.— ¿Qué quieres?.

Eren se sentó a su lado.— supongo, que conocerte.

Armin suspiró, algo apenado volteó hacia el bailarín.— lamento la bofetada de aquel día.

El gitano negó.— no importa, creo que de algún modo me lo merecía.

Así se quedaron en silencio por un rato, hasta que el rubio decidió romperlo.— Mi familia era muy humilde, mis padres se dedicaban a hornear pan.– Eren le presta total atención.— a mí me encantaba ayudarles, al final de la labor, me darían galletas en recompensa.– sonrió tras eso, para después tornarse serio tras los recuerdos amargos.—
Pronto los impuestos subieron, al parecer, el gobernante despilfarraba su oro, mejor dicho, el oro de su pueblo, y la pobreza aumentaba. Luego tuvimos que soportar la llegada de la peste y enfermedades, todo iba empeorando. Nuestro propio rey, mandó a matar a su pueblo, para evitar la sobrepoblación, dejando sólo a los nobles y los que eran necesarios por sus trabajos.
Lamentablemente mis padres no fueron la excepción, ellos enfermaron debido a la peste u murieron, y yo, me quedé solo, vagando y buscando que comer, buscando sobrevivir.
Al rey Ackerman, el antecesor, no le pareció y decidió derrocar a ese tirano de su puesto, entraron en guerra. Y él salió victorioso, con su hijo el joven príncipe a su lado. Quien ahora es rey, fué quien me acogió.
Fue algo curioso el como nos conocimos, si no mal recuerdo, me metí a robar en su campamento, encontró a un chiquillo de 8 años, mugroso con harapos todos roidos, en pleno acto, devorando una hogaza de pan con mermelada como si fuera su primera cena, creo que tenía tres o cuatro días sin comer.– observa al frente y sonríe.— Él me dió un hogar, un nuevo comienzo, al igual que a muchos que ves aquí.

— ¿p-pero formas parte de su harem, por voluntad?.

Armin se rió un poco.— claro que es por voluntad. El celo del alfa es demasiado intenso, suele sufrir en ese tiempo. Yo estaba con él en una ocasión cuando el calor llegó, al principio se negó, pero no podía dejarlo así... Yo, haría todo por su bienestar..

— perdón por mis conclusiones estúpidas.– confesó totalmente arrepentido.

Armin palmeó su hombro en muestra de confort.— no te preocupes. Pero cuando digo que él no fué el causante de tu estado, lo digo en serio, él no ordenó nada.

— entonces, ¿Quién lo hizo?.

— no lo sé, según quién te trajo aquí fue quien te compró en una subasta después del caos, es así?.– el castaño asintió con tristeza.— creo que luego todo saldrá a la luz.

— si, gracias.

— no hay de que.

Levi entró a su recamara, agotado de tantos asuntos sobre su pueblo, sobre todo con la insistencia del reino vecino por la unión de ambos, habían propuesto un convenio de matrimonio, con la excusa de un heredero

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Levi entró a su recamara, agotado de tantos asuntos sobre su pueblo, sobre todo con la insistencia del reino vecino por la unión de ambos, habían propuesto un convenio de matrimonio, con la excusa de un heredero. Todavía no cumplía siquiera el año de gobernar, y ya querían aprovecharse, sin embargo, no le apetecía para nada mezclarse con aquel reino, mientras estén en paz le era suficiente, lastima que sus consejeros reales fueran tan tercos con ese asunto.

Observó su cama, y la idea de tumbarse en ella se le hizo por demás agradable, inhaló hondo las sedosas sábanas, la escencia dulce del chiquillo seguía impregnada en ellas.
Lastima que últimamente estuviera durmiendo en su despacho por el papeleo, sino, dormiría en compañía de esa criatura.

Pero igualmente, no quería presionar o incomodar al Omega, así que le daba su espacio, y no se arrepentía si al final del día iba por un momento a verlo dormir o hacer lo mismo que en ese momento.

Sin darse cuenta fue cerrando los ojos, el cansancio viniendo a él lo llevó al país de los sueños.

Eren abrió con lentitud la puerta, había estado platicando con Armin cosas triviales por algunas horas, hasta que la noche se hizo presente

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Eren abrió con lentitud la puerta, había estado platicando con Armin cosas triviales por algunas horas, hasta que la noche se hizo presente.
Ha oscuras y tanteando los muebles y paredes se encaminó a la cama, nunca lo diría, pero le gustaba el aroma que había alrededor de esas cuatro y enormes paredes, eran avellanas y cacao, el aroma que el rey desprendía. Y que por algún extraño motivo parecía haberse intensificado.

Sin darle importancia, se acostó en el lado derecho de la enorme cama y abrazó a aquella almohada grande rellena de plumas que reposaba a su izquierda.
Pero, las almohadas no respiraban o estaban tan tiesas.
Asustado se quedó inmóvil, sientiendo de pronto como algo o alguien lo tomaba de la cintura y lo jalaba hacia él, apretándolo contra su cuerpo.
Fue entonces que Eren comprendió el porqué del intenso aroma que había allí.
El rey lo estaba abrazando, y ahora ocultaba su nariz en su cuello, olfateando y provocando estremecimientos en el contrario. Eren quería morir ahí mismo de la vergüenza y el calor que comenzaba a apoderarse de su cuerpo.

©ℒA ℬAIℒᗅℛINA Dℰℒ ℛℰYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora