No Ser

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— Si serán idiotas los dos

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— Si serán idiotas los dos.– regañó una vieja Omega a Hanji y a Armin, quienes se achicaron en su lugar al ser reprendidos por la sanadora y comadrona, incluso fue ella quién asistió el parto de Levi. Ella era de ojos verdes con una larga cabellera blanca sujetada en una trenza que llegaba a mitad de sus pantorrillas, demasiado largo.

— estábamos asustados, no sabíamos qué hacer.– se excusó la beta.

La anciana les dió una mirada de muerte al mismo tiempo que colocaba un paño húmedo en la frente del rey, éste tenía una alta fiebre, algo que agarró debido al efecto secundario de ese químico verde que Hanji usó para noquearlo.— da gracias a que eres su prima casi consentida, de no ser así, ya habrías ido a parar a la horca.– suspiró y miró al otro lado de la habitación, habían movido otra cama a la alcoba real para trasladar al Omega, éste seguía con dolores en su vientre y también con alta temperatura.— no deben estar separados, eso los altera.

Hanji silvó con burla.— ya lo comprobamos.

— ¿Quiénes saben de esto?.– preguntó refieriendose, bueno, a casi todo.

— sólo nosotros, los empleados que movieron los muebles no dirán nada de lo que vieron.

— bien.– dijo ella, suspirando aliviada.— sería todo un escándalo, y eso es lo que menos necesita el rey, que apenas si está gobernando.– fué hacia el gitano y se sentó a su lado, tocando la mejilla, comprobando así que la fiebre seguía.— imagínense, un esclavo como la pareja de un soberano, sería un revuelo entre los reinos. Además de sufrir atentados, hay muchas cosas que podrían pasar si se sabe que el cuento de hadas pasó a ser más que uno, pueden acarrear demasiados problemas, usar al chico para propio beneficio, y con la única intención de perjudicar a él.– señaló al rey, que dejó de respirar agitado y se relajó considerablemente, como felíz, la anciana sonrió con ternura.— mírenlo, parece un niño que ha encontrado su muñeco favorito, aquel que le hace compañía y le ayuda con sus pesadillas.– los tres veían como Levi se giraba en dirección hacia el gitano. Por su parte, Eren sonrió entre sueños.— el Omega está al fin en paz en su interior, sabe que su compañero está aquí, lo huele y lo siente. Si están juntos, su recuperación será más rápida, oh, una cosa más.– los dos tragaron duro ante esa mirada de infierno, podría ser mucho mayor, pero pegaba como hombre.—El alfa nunca dañaría a su compañero, sólo quería protegerlo y resguardarlo de los demás.

— Marbella, esto es asombroso, aún no se vinculan y poseen ese lazo espiritual.– la beta quiso cambiar de tema. Sabía que a la anciana le encantaba hablar sobre los destinados y se escuchaba la ilusión y el encanto al hacerlo.

— de eso se tratan los destinados, son amantes desde vidas pasadas. Es por eso que sienten atracción, como si ya se conocieran, como si se amaran, pero sin darse cuenta.

 Es por eso que sienten atracción, como si ya se conocieran, como si se amaran, pero sin darse cuenta

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Armin no quiso estar más allí y salió sin decir ni una palabra, no quería saber ya nada, ver nada.
Simplemente quería estar solo con aquel dolor que parecía siempre acompañarle.
Así que fué a sentarse en la fuente a la que solía frecuentar para ahogar sus lágrimas, aquellas que caían al agua al ver su reflejo desfigurado por las hondas que provocaban los chorros al caer.

Ya no quería volver a enamorarse, dolía demasiado no ser correspondido, y si el destino se le cruzaba, él lo rechazaría.
Porque él mismo destino también le dijo, que nunca podría ser amado por él. Que un plebeyo no podía estar con los de sangre azul (nobles o realeza), porque eso no era correcto.

Finalmente se daba por vencido.

— Armin.– llamó una sirvienta de pelo castaño.

Rápidamente limpió sus lágrimas y la miró.— ¿Qué pasa Petra?.

Ella quiso preguntar qué ocurría con su semblante apagado y aquellos ojos rojos e hinchados, pero eso luego podía esperar.— un conde busca al rey, están algo preocupados al no saber de él desde la mañana. ¿Le ha pasado algo?.

El rubio negó nervioso.— amm... Al parecer agarró un..un fuerte resfriado, ahora mismo está con fiebre y Marbella lo está atendiendo.

— oh, bueno. Iré a avisar sobre eso, por lo mientras, podrías ir a recibir a la visita y asignarle una habitación apropiada.

En esos momentos el rubio se maldecía al ser un amo de llaves también, sólo quería encerrarse en su cuarto y tomar una ducha para luego dormir todo el día.— si no me queda de otra.

— okey, gracias.– se giró dispuesta a irse, pero le dedicó una última mirada lastimosa.— luego, si decides contarme sobre tu tristeza, aquí estaré para cuando lo necesites.

Armin sonrió, o eso intentó.— si, gracias.– se puso de pie y fue a recibir al dicho conde.

En el camino iba maldiciendo por no poder estar a solas, tras unos pasillos más fue al recibidor.

Vió algunos empleados cargando cofres con seguramente prendas o joyas, a dos sirvientas con la cabeza gacha en sumisión. El que más llamaba la atención, era un hombre que estaba de espaldas, alto y rubio, bien vestido como la típica nobleza, seguramente ese era el dichoso conde.

A paso lento fue a pararse a una considerable distancia.— sea bienvenido..– él fue girando y cuando los ojos azules de ese hombre chocaron con los de Armin, el rubio quiso morir allí mismo.— n-no..no puede ser..– murmuró con terror.

©ℒA ℬAIℒᗅℛINA Dℰℒ ℛℰYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora