Estaba sentado en el comedor junto a Mike e Erwin, charlando sobre los nuevos reclutas cuando la vio aparecer por la puerta junto a Nanaba. Llevaba un sencillo vestido negro, de manga hasta el codo y escote cerrado. Era corto, muy corto, la falda quedaba más de un palmo por encima de sus rodillas.
- Hans, que guapa - dijo Erwin con amabilidad.
- Gracias, me siento un rara, no me ponía un vestido desde antes de unirme a los cuerpos del exploración, - replicó sonriente girando sobre sí misma. - ¿ No creéis que es muy corto? Es de Nanaba, pero a ella le queda más largo...
Llevaba unos tacones muy altos que hacían destacar sus largas piernas.
- Estás muy bien, Hans - dijo Mike alzando su copa.- Perfecta.
Volvió a sonreír, moviendo la cabeza, llevaba el pelo suelto y algo alborotado. Bajo las luces del comedor, brillaba.El vestido era realmente corto.
- Con esos zapatos pareces un titán,- refunfuñó mirándola a través de su jarra de cerveza.
- Gracias Levi,- replicó frunciendo el ceño y sacándole la lengua. - Procura no confundirme con uno y asesinarme cuando vuelva.
Gruñó algo entre dientes sin dejar de mirarla y escuchó como Erwin trataba de disimular una risa.
- Me voy, que voy tarde, - dijo despidiéndose de ellos mientras se alejaba de la puerta y desaparecía de su vista.
- ¿ Donde va? - preguntó Mike lleno de curiosidad cuando Nanaba se sentó con ellos en la mesa.
- A una cita, - exclamó dando unas palmas ilusionada. - Con un hombre que conoció en el último baile del ejército.
Recordaba a aquel tipo, un idiota como la mayoría de los que se pavoneaban en aquella estúpida reunión anual a la que se habían visto obligados a ir.
Hange tenía que explicar los progresos que había hecho en sus investigaciones para que los siguieran financiando.
Y a él, lo llevaban como mono de feria así, los que no movían el culo de sus cómodos asientos podían ver al soldado más fuerte de la humanidad. Le disgustaba en sobremanera, pero ahora Erwin le debía un favor.
El idiota había revoloteando toda la noche alrededor de Hange, e incluso se había atrevido a pedirle un baile. Un capullo arrogante y pretencioso.- Me alegro por ella, se pasa la horas encerrada en su estudio, es bueno para todos salir de está rutina, olvidarnos de los titanes y la guerra por un rato, - escuchó decir a Mike.
Se giró para mirarlo y chasqueó la lengua molesto. Hange no necesitaba salir a cenar por ahí con cualquier idiota, lo que necesitaba era que todo esto acabase. Así podría dedicarse a lo que más le gustaba. Podría salir fuera de los muros sin temor a ser devorada. Podría sentarse sobre la hierba a dibujar plantas. Podría ser libre.
- ¿ Te molesta que alguien se interese en Hange? - preguntó Erwin sonriendo con maldad mientras apoyaba la mano en su barbilla.
- ¿Por que iba a molestarme? Hange es una mujer inteligente, divertida y bonita, cualquier hombre se interesaría por ella. - contestó como quien no quiere la cosa bebiendo de su cerveza.
Erwin dejó escapar una larga carcajada y apoyó una mano en su hombro.
- Levi... - llenó los pulmones de aire para recobrar la compostura y sin poder ocultar una enorme sonrisa añadió. - Si en vez de gruñir tonterías en su presencia le dijeras eso, no tendrías que preocuparte por sus citas.
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Las cosas que no molestan
FanfictionPequeñas historias de día a día. Sin orden cronológico. Citas, confesiones, celos, miedos...