PENDIENTE

5.2K 417 82
                                    

Alondra esbozó una sonrisa cuando Mateo le dedicó una sonrisa y le dio dos besos en la mejilla, se despidieron y la joven se quedó más tiempo viéndolo partir. En su última clase se había acercado para pedirle ayuda con unos apuntes, habían hablado de muchas cosas y al final habían terminado riendo y haciéndose amigos. Desde que había empezado la universidad había suspirado por aquel muchacho de ojos azules y cabello rubio, lo había escuchado tocar la guitarra afuera del salón o incluso lo había escuchado protestar por los derechos de los alumnos. Era un sueño, y aunque por mucho tiempo había ignorado su presencia, ahora parecía notarla, tanto que habían quedado en verse el viernes en la tarde para tomar un café a lo que la joven había respondido con un inmediato sí.

Se giró con una sonrisa tonta en sus labios encontrándose con la mirada confusa de su amiga, quien la esperaba con los brazos cruzados y golpeando el pie contra el suelo. Alondra gruñó recordando que habían quedado en verse en la cafetería.

—Dime que ese Brat Pitt no es la razón por la que me hayas dejado esperando en la cafetería, lugar que escogiste porque ¡Yo odio el café! —se quejó levantando el tono de su voz, Alondra forzó una sonrisa y se acercó.

— ¡Lo siento! Se me fue el tiempo, la clase terminó un poco tarde y luego Mateo me pidió compartir apuntes.

— ¿El Brat Pitt que ignoraba tu presencia? —su amiga frunció la boca y Alondra asintió—. ¿Y ahora así de fácil le sonríes? ¡Tú estás saliendo con León!

— ¡Eh, calla! —Alondra se lanzó hacia ella tapando su boca—. No quiero que nadie se entere de mis intimidades...

—Oh, no, no puedo creerlo —Caro notó las mejillas rojas de su amiga y como giraba para todos lados—. ¿Te avergüenza León? ¿En serio?

—No lo entiendes —avanzó en dirección a la estación de trenes escuchando los pasos de su amiga a su espalda, apretó los labios con malestar, sabiendo que se venía quejas de su parte—. ¿Tú andarías de la mano con el tío que te tiras?

—Bueno, si el tío esta tan bueno como León ¡Por supuesto! —Masculló su amiga pasando la tarjeta para ingresar a la estación y seguir a su mejor amiga—. ¿Ahora juegas a doble cachete?

—León es solo para estar dentro de una habitación..., él no es lo que busco.

— ¿Y Mateo si? —Caro se sorprendió por la actitud de su mejor amiga, la conocía perfectamente para saber que ella no era así ¿Qué diablos le sucedía? —. Te escucho y no te reconozco. Mi mejor amiga no despreciaría al chico que le gusta solo porque no ha tenido la educación que ella, la amiga que conozco no saldría como un idiota de buenos modales porque el tipo que le gusta no los tiene...

—Mi padre me mataría si se entera que salgo con León, ¿lo has visto? ¿Lo has escuchado hablar? ¡Por Dios! El tipo es un boca sucia, no tiene modales y no tiene nada que ofrecerme.

—Tu padre es un idiota, y tú también —Caro siseó subiendo al tren sin dirigirle palabra a su amiga, y cuando Alondra iba hablar, ella se puso los audífonos y miró por la ventana.

La joven apretó los labios y la imitó perdiéndose en la música de Gian Marco.

(***)

—Te perdiste el desayuno así que traje la cena —Alondra se sorprendió al ver a León recostado en el marco de su puerta, el hombre le regaló una hermosa sonrisa que hizo latir con desesperación su corazón.

Estaba ahí, vistiendo de negro, la camisa desabrochada de los primeros cuatro botones dándole un vistazo de los tatuajes de su cuerpo, la americana lo abrigaba del frío que corría esa noche, su cabello apuntando a varias direcciones que le indicaba que León había pasado sus manos por allí en más de una ocasión. Se veía guapísimo, demasiado.

Doce para las diez (+18) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora