— Hola, pequeñito, papá vino a buscarte para llevarte a casa. — Le decía a mi niño que estaba en mis brazos, mientras le depositaba un beso en su frente. Se encontraba saludable, al menos así parecía estar. Era increíble que hubiese sobrevivido, normalmente los niños prematuros y huérfanos no aguantaban, Adriel era un milagro.
Teníamos todo pronto en casa para su llegada; su cuna y demás pertenencias estaban en mi habitación, y algunas cosas que no entraban en mi armario Sam se las llevó.
Abba se estaba quedando conmigo, y con la llegada del bebé prácticamente iba a mudarse con nosotros. Ella quería ser como una madre para Adriel, y la verdad ese acto me enamoraba aún más.Él era aún tan pequeño, jamás había cargado un bebé en mis brazos, siempre tuve temor de lastimarlos o sin querer voltearlos, por lo tanto evitaba cualquier contacto físico con ellos. Mas ahora las cosas eran diferentes, tenía que liberar mis temores y cuidar de Adriel como se debía.
Cuando lo tomé en mis brazos fue hermoso, Abba me enseñó como sostenerlo y en que posición mantenerlo, él me observaba con sus ojitos grandes, su mirada transmitía tanta paz, el brillo en sus pupilas me daba la esperanza de que todo saldría bien. Su iris verde me recordaba a las de mi padre, tenía el color de ojos de los Mancinis. El color del poco cabello que brotaba en su cabecita era castaño, como el mío. Tenía la nariz pequeña y respingada como la de Amara y sus labios eran de la forma arco de Cupido, se debía a que la doble curva del labio superior se parece a un arco y esto también lo heredó de ella, y su labio inferior era más grueso que el superior, le hacía ver más tierno. Era lindo mirarlo y ver en él un poco de los dos, Amara se hubiera enamorando perdidamente de nuestro bebé.Se encontraba durmiendo tranquilamente en su cunita, aún no había llorado por nada, supongo que se acostumbró a no tener el calor de una madre amamantándolo y eso me partía el corazón.
Me encontraba a su lado viéndolo dormir y lo hacía tan tranquilo, ahora ya sabía con certeza lo que significaba dormir como un bebé.《》
Castian y Abba fueron al cementerio a llevarla flores a Amara, el pequeñito se quedó con ella mientras él iba a la tumba de la fallecida.
Se arrodilló ante ésta y le depositó las flores, dejándolas recostadas en la placa donde decía su nombre, su fecha de nacimiento-muerte y una frase: "Ya no estás a mi lado, pero te siento tan cerca como siempre.
Te amamos, mamá, papá, hermano e hijo". Al ver que habían agregado al pequeño lo hizo llenarse de euforia a pesar de todo. — Espero lo hayas visto de dónde sea que te encuentres, es hermoso y tiene características de ambos. Te juro que le voy a hacer saber de ti, contarle sobre su madre y que sepa que lo amas mucho. Él se encuentra bien, parece que tiene problemas respiratorios por haber nacido prematuro, le tienen que hacer más estudios, siempre estamos al tanto de él por las dudas. Siento miedo, Amara, de no hacer las cosas bien y fallar. No quiero salir de su lado porque temo a que le pase algo y yo no estar ahí. Sam lo malenseña y cuida mucho, Abba me ayuda un montón en la casa y lo cuida igual, pero la responsabilidad es mía y no de ellas, es mi hijo y yo debo estar al tanto. — Castian arrancaba los pastos que iban creciendo encima de la tierra de la tumba, y los tiraba para un costado. — Te queremos, Amara, y haces falta. Hoy vamos a la casa de tus padres a llevar a Adriel. Espero que te haya gustado el nombre que le elegí, significa "De dios" o "seguidor de Dios", en realidad, él es nuestro, pero bueno, siempre me ha encantado ese nombre — Sonrió, se levantó, limpió sus rodillas y se fue a donde estaba Abba, se encontraba sentada en un banco jugando con el bebé, era como si fuera suyo, él le sonreía y se divertía con ella, era totalmente acendrado y eso es lo hermoso de un bebé, no tienen maldad alguna y no sienten el dolor del alma de nosotros.Luego del cementerio fueron a casa de los padres de Amara. Éstos los estaban esperando con mate, bizcochos y todo el amor del universo para darle a su único nieto. Al verlo, sus ojos brillaron y se llenaron de lágrimas, era evidente que notaban los rasgos de Amara en él y eso les hacía feliz, era inefable lo que sentían en ese momento. La abuela fue a tomarlo en brazos y la primera reacción de Adriel fue darle sus bracitos, era muy simpático con todos y amaba que le dieran amor. Ella lo colocó en su pecho y lo hamacaba, de a rato las lágrimas caían por sus mejillas mientras ella le cantaba una canción de cuna.
—Sos igualito a tu mamá — Decía ella, contenta. — Estoy segura que serías la cura para todos los dolores de ella, estoy segura que te ve desde el cielo y se siente paz y mucho orgullo, pequeñito de la abu— Lo abrazaba suave— te amo muchísimo. — Le plantó un beso en su cabecita.
Estaban todos en la sala tomando mates y comiendo bizcochos. Adriel se divertía con sus abuelitos, ella no había logrado que él se durmiera.
— Casi nunca duerme en la tarde. — Confesó Castian. — Duerme toda la noche placenteramente, principalmente cuando todo se encuentra en conticinio. En verdad no causa ningún trabajo este niño. No es de llorar mucho, duerme y come bien. Lo que me preocupa es sus problemas respiratorios— Suspiró — Temo que le suceda algo mientras duerma, entonces prácticamente duermo sentando al lado de su cunita.
— Es la responsabilidad de un hijo, mi querido Cas. — Dijo la abuela. — Amara tenía asma, quizá se lo heredó. Y cuando tenía sus ataques yo me desesperaba y al igual que vos, me dormía a su lado mientras la cuidaba. — En sus ojos se podía observaba lo triste y dolida que estaba. — Pero me alegra mucho que éste señorcito hermoso no de trabajo— Lo dijo en la típica forma tierna cuando se habla con un bebé. — Verda que usted se porta muy muy bien con papi y tía Sam — Jugaba con su naricita.
《》
Nos realice una sesión de fotos, toda la familia. Abba, Sam, Juanca, Adriel y yo. Las fotos quedaron únicas, hermosas a mi parecer. Él buscaba de sonreír en todas, era sólo hacerle caras graciosas y la magia ocurría.
Amaba sus ojos, su mirada tierna e inocente, cuando lo agarraba en upa me miraba como si fuese todo en su mundo, se recostaba en mi pecho y se dormía, tranquilamente, sin preocupación alguna.Abba estaba enamorada de él. Me ayudaba de una manera inigualable, era una madre también. Lo bañaba, cambiaba los pañales, le daba de comer, estaba siempre al pendiente cuando yo salía a trabajar. Era una mujer increíble y yo sólo agradecía a quién fuera por tenerla en mi vida.
Tía Sam también era de mimarlo y cuidarlo, pero aún era una adolescente, estaba en una relación hermosa y yo no iba a ponerle la carga de cuidar a un niño, era su vida y no podía ponerla entre la espada y la pared; si bien ama estar con Adriel y malenseñarlo.Anhelaba tanto verlo crecer, enseñarle lo bueno y lo malo. Quería mirar Dragón Ball con él, todas las temporadas. Quería enseñarle a que nunca nadie debe decidir por él, por lo que quiera hacer o ser, ni yo. Siempre hice lo que quise, siempre fui yo enteramente y quería que mi hijo fuese igual, nadie iba a esculpirlo según sus ideas o creencias, él se esculpiría solo.
Mi chiquito crecía cada vez más y yo también, como padre, como hombre y sobre todo, como persona.○○○○○
Espero les guste este capítulo.
Quiero recordarles que la novela está llegando a su final, pero que habrá segunda temporada♡
Y ahí van a poder seguir leyendo, comentando y ganándose capítulos.Los adoro, gracias por leer♡
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La vida de C a s t i a n Mancini © [Finalizada]
Novela JuvenilS I N O P S I S Castian tenía 25 años de edad, su vida un poco menos. Quizá había comenzado a vivirla cuando sintió que algo se había roto, algo dentro de él. Es extraño, si lo piensas. Cualquier persona en su sano juicio dejaría de vivir cuando al...