Capitulo 20

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Cada día me sentía más cansada de lo normal, debido a lo avanzando que ya estaba mi embarazo. En unos días cumpliría los seis meses. Los días en el almacén del abuelo de Kagura transcurrían tranquilos hasta que apareció Inojin, lo que menos esperaba era que me encontrara, creí haberme alejado lo suficiente de él y de todos.

Lo único que deseaba era comenzar una vida nueva, una vida tranquila y ahora aparecía de nuevo él. Continúe colocando los nuevos productos en el estante hasta que sentí una mano sobre mi hombro, lo cual me hizo dirigir la mirada a mi lado izquierdo.

— ¿Otra vez tú? — Tome la caja sobre la silla que aun tenia unas cuantas latas de pepinillos y me dirigí al mostrador.

Te dije que volvería — Respondió siguiendo me. ¡Maldición pareciera que lo había invocado con el pensamiento!

Llegue al mostrador y coloque sobre el la caja soltando un bufido.

Bueno, si vienes otra vez para que...

— Vengo para invitarte a comer — Interrumpió viéndome serenamente con las manos en los bolsillos.

¿Perdón?

— Lo que oíste, necesitamos hablar. Creo que la ultima vez no supe expresar bien lo que pienso, así que te pido que me des la oportunidad de hacerlo. Hablemos civilizada mente Sumire.

La actitud que mostraba me sorprendió, se veía tan relajado y paciente que me desconcertaba; el modo de hablarme era tan cálido. Inojin siempre me hablaba de manera fría e indiferente, en algunas ocasiones hasta se portaba grosero. 

— Yo no quiero discutir más contigo sobre este asunto — Respondí en tono de advertencia — Dije que no es necesario que te hagas cargo así que puedes estar tranquilo.

— Y yo digo que hay que hablarlo. Vamos, no pierdes nada, te prometo que no alzare la voz, ni a discutir, solo charlaremos ¿vale?

Lo veía fijamente mientras pensaba si seria buena idea ir con él. Quizá en verdad deseaba llegar a un acuerdo respecto a nuestro hijo, quizá verdaderamente lo hacia por que quería y no por sentirse obligado y culpable; la razón de alejarlo de mi fue porque él parecía odiar el hecho de haberme embarazado, y si aceptaba su ayuda económica con esa actitud de su parte me haría sentir peor, cosa que sinceramente no quería. Ahora también pensaba en mi hijo y  no deseaba que creciera con un padre que se representaba por medio de un cheque o una cuenta bancaria que a regañadientes cumpliría con eso; ahora que parecía relajado no me daba la impresión de que estuviera ahí delante de mi por obligación,  así que al final decidí, no perdía nada con escuchar lo que tenía para decirme así que accedí.

Esta bien... Acepto... Pero debes esperar un momento, en cuanto llegue el abuelo de Kagura podre irme — Asintió  ligeramente con la cabeza.

Continúe con mis labores en el local mientras el me esperaba de pie cerca de la salida. Podía verlo caminar de un lado a otro con las manos en los bolsillos y en ocasiones observaba los productos del estante final. Yo continúe ordenando los estantes cercanos al mostrador hasta que llego el abuelo de Kagura a saludarme.

— Sumire querida — Saludo con una amable sonrisa en el rostro.

Buenas tardes señor Yagura — Respondí con cortesía.

Buenas tardes, ya puedes irte, lamento la demora, el microondas me esta dando problemas de nuevo lo puedes creer, después de tantas veces que lo e mandando a reparar— Se quejo el amable anciano.

De Amigos a Amantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora