Con la vista al frente, conducía totalmente concentrado sobre la carretera hacia mi apartamento. Tres días han pasado y Sumire a sido dada de alta. Hasta el momento no había querido hablar sobre lo sucedido aunque ella parecía querer hacerlo, simplemente evité el asunto hasta el momento, quería darle tiempo a que se recuperase para poder hablar. No era conveniente hacerlo tan pronto, podría alterarla y era lo que menos necesitaba.
Extrañamente había notado arrepentimiento y tristeza en su mirada. Al contrario de eso, esperaba ver histeria e ira, seguido de sus insultos y reclamos, culpando me de sus acciones. Al verla así sentí compasión, se veía vulnerable con esa mirada triste y las muñecas vendadas; viajaba en silencio a mi lado, viendo de vez en cuando hacia la ventana, posando sus manos sobre su vientre. Por un momento recordé a la Sumire que había amado, la amable, tierna y dulce Sumire...Llegamos a mi edificio y baje para abrirle la puerta, seguidamente saque del baúl del auto una pequeña maleta y nos encaminamos a mi apartamento.
Al llegar me dirigí a la habitación para dejar la pequeña maleta pero su voz me detuvo cuando estuve apunto de cruzar la puerta.
— Boruto... Necesitamos hablar — Me di vuelta para verla de frente.
— Ciertamente debemos hablar, pero no creo que sea el momento adecuado, debes descansar — Respondí tranquilo y serio. Di un paso hacia delante.
— Hablar no me agotará, por favor... necesito hacerlo.
Baje la maleta al piso y me acerque al sillón donde ella se había sentado. Estando a su lado ella me vio de frente posando sus manos en su regazo.
— Boruto... Yo... Yo quiero que sepas que lamento mucho haberte preocupado, lamento haber puesto en peligro a mi bebé... Fui una estúpida, lo siento — Su voz trémula y esos ojos tristes movieron mi fibra más sensible.
Aun estaba molesto con ella, pero no podía hacerle ningún reclamo por lo que trate de tranquilizar me; debía aguantarme las ganas que tenia de reprenderla, reclamarle y hacerle ver la gravedad del incidente. Por sus palabras parecía que comenzaba a entender que lo más importante en esta situación era nuestro hijo y no nuestra relación.
— Me agrada escuchar eso Sumire — Le Sonreí en un intento por consolarla y ser comprensivo, limpie con mi pulgar una lágrima que rodaba por su mejilla — Te confieso que creí que no querías a nuestro hijo, que solo lo utilizabas para retenerme a tu lado, pero veo que no es así y eso me alegra mucho.
Fue como si mis palabras hubieran hecho que Sumire se diera cuenta de algo que hasta el momento no sabía, sus ojos se abrieron con sorpresa y más lágrimas brotaron de sus ojos morados.
— Por supuesto que lo quiero... Lo quiero — se lanzo a mis brazos y comenzó a llorar desconsolada.
Lo único que pude hacer fue abrazarla y dejar que se desahogara, acariciar sus cortos cabellos mientras ella se aferraba a mi. Me sentí como un miserable por pensar en mi antes que en ella, en el bebé... Tal vez Sarada tuviera razón, solo debía recordar lo que me enamoró de Sumire... Intentarlo en serio y así todos estaríamos bien, donde nos corresponde; de igual manera ya había perdido a Sarada, nunca fue mía y debía resignarme a eso...
Después de unos minutos de sollozos y lágrimas la sentí relajarse entre mis brazos, se había quedado dormida. Cuidadosamente la separe de mi para acomodarla de mejor manera para alzarla en mis brazos y llevarla a la habitación.
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De Amigos a Amantes.
CasualeSituada en la época actual. Sarada y Boruto son los mejores amigos, casi hermanos y como tal tienen peleas y buenos momentos. Pero, ¿puede eso cambiar después de una noche alocada de alcohol y pasión? ¿podrán ocultar sus encuentros clandestinos de...