Capítulo Veintinueve [Final Temporada]

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Quedaba claro que estaba algo enamorado de su propio abuelo, quedaba más que claro que estaba sufriendo algo similar al Síndrome de Estocolmo. Pero no era visible aquel problema entre su familia, sólo para él mismo, y para Amanda.

Mientras se duchaba pudo pensarlo, acariciando el cuerpo de su primo, en lo tóxico que se estaba volviendo todo. Miró los ojos grises opaco de su pareja y sonrió levemente, avergonzado.

—Cariño... Sé que te sucede algo...—Susurró Jr, besando su frente y jugueteando con su cabello que nuevamente era largo.

—Sólo... Necesito algo de terapia y tiempo...—Respondió con sinceridad, quería volver a saber el Física inocente y honesto, el chico alegre y que nadie podía hacer caer por más fuerte que fuera el golpe... Quería volver a ser él mismo—Aún... No supero el hecho de que mí abuelo... Me embarazó.

—Oh... Tranquilo, si quieres podemos ir ahora mismo a conseguirte una hora ¿Si? Lo que importa es que estés bien Física.

—Gracias Gold...—Lo besó con pasión acariciando sus mejillas y su cabello, juntando más sus cuerpos y moviendo la cintura.

—Travieso... Harás que me excite—Avisó el menor pero más alto, acariciando su trasero y metiendo sus dedos.

Sacándole un gemido a Física, con la excusa de querer ayudarlo a limpiarse. Lo puso de cara contra la pared, besando su cuello y espalda, riéndose levemente. Lo que no cambiaba era el cuerpo del rubio mayor, tan femenino, tan suave, tan delicado... Tan suyo...

Física se alarmó al sentir aho duro en sus muslos y como Jr comenzaba a jadear, oh no... ¡Debían ir por los chicos a la escuela! Pero...

—¡¡A-Ahh!! ¡Ah! ¡Más... Más! ¡Gold... En~ Mgh!

Los gemidos de su padre pudieron oírse. Causándole un fuerte rubor. Y Gold Jr, riendose volvió a entrar en su pareja, lamiendo su cuello y besando su oreja. Por otro lado, estaba Freddy, quien había estado cocinando desde que llegó de trabajar, quien fue sorprendido por su esposo y ahora estaba desnudo contra la mesa, siendo embestido con fuerza.

—Freddy...—Gruñó el rubio sin detenerse, haciendo sonar la mesa entre algunas risas y jadeos.

—¡¿E-Estas... En celo o que...?! ¡Maldito animal!—Le reclamó el castaño entre fuertes gemidos, temblando debido al placer, arañando bruscamente la espalda de su esposo.

—Creo que si...

Respondió Golden, apenado y riendo, sin dejar de moverse y darle placer a su pequeño pasivo.

En la escuela mientras tanto, estaba Sthepan con las mejillas rojas, sentado en el suelo en lo que Jhon limpiaba su miembro y se acomodaba la ropa.

—¿No piensas vestirte?—Preguntó el descendiente de Henrick, bufando al verlo. No había durado nada y se detuvo sólo porque la campana había sonado.

—¿No piensas ayudarme...?—Preguntó el menor, tambaleándose antes de ponerse de pie, afirmandose de la pared.

—Inútil... Mí padre jamás me ayudó ¿Por qué debería hacerlo yo contigo?

Preguntó directa y fríamente, saliendo del baño, empujó tan fuerte la puerta, que no había notado que Silver los había estado escuchando desde hace ya un muy buen rato. Silver entró al baño, viendo como su hermano enojado golpeaba la pared gruñendo.

—Wow... Nos salió duro de roer—Comentó riéndose de su gemelo, quien obviamente le miró mal.

—Debemos buscar que hacer para  poder hacerlo nuestro sumiso...

Obviamente sus padres iban a estar orgullosos de aquel logró, aunque el incesto familiar de por sí  ya no fuera extraño y salido de los límites en aquella familia. Oh... ¿Pero saben quiénes faltan?

Bhonnel y Gloria.
Quienes habían tenido una hija.

Y esa hoja, estaba en la azotea de la HS, a donde Jhonatan se dirigía exactamente. Y dónde se quedó petrificado al ver a aquella jovencita, tan bella, tranquila y apacible... Parecía estable. No como él.

¿Y dónde estaban sus padres?

Pues, con Fred y Gold, hablando acerca del viaje que habían hecho junto a Bonnie, Bon y Toddy.

—¿Estás bien?—Preguntó aquella dulce morena de cabellos algo turquesas y morados, con unos brillantes ojos azules con verde.

Presentaba heterocromía, cosa que la hizo más fascinante a la vista de Jhon. Sonrió. Había encontrado a su juguete.

"Abuela... ¿Estarás feliz si cumplo lo que Henrick, Golden y Gold no cumplieron...?"

Se preguntó al tomar a aquella chica de la cintura y besarla, como si fuera un tesoro del que iba a apoderarse.

"Absolutamente si cariño..."

Escuchó una voz femenina en su cabeza, como si Amanda estuviera allí. Dentro suya. Reclamando venganza por cosas que sólo ella sabría el resultado.

Cosas que ella quería que salieran a su manera y gusto, pero que el estimo de aquellas almas, había cambiado por su propia cuenta sin obedecerla...

"HAZLOS SUFRIR..."

"Hazlos pagar..."

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora