Capítulo Veinticuatro

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Habían pasado un par de años más, todo había logrado resolverse de la mejor manera posible, Freddy y Golden pudieron volver a unir a su familia, Beth y Física se llevaban mejor, el rubio al tener una apariencia femenina solía salir con su hermanita de compras e incluso a veces tenían pijamadas. El rubio se divertía volviendo a ser él mismo, ser menos masculino sin problemas a ser castigado y poder ver sus programas infantiles junto a su pareja, comiendo dulces...

—Amo verte sonreír...—Murmuró Gold Jr, con una tenue sonrisa acariciando las mejillas de su primo rozando sus narices.

El rubio estaba sonriendo algo cansado, acariciando las manos del semi-albino. La razón de su cansancio era simple, pero complicado al mismo tiempo... Había tenido un hijo, una hija más bien.

Su familia estaba feliz por ellos, no tenían problema con su relación, sabían que pese a ser familiares y compartir lazos de sangre, a ellos le importaba más el amor que podían ser capaces de compartir. Y cuando se enteraron que habría alguien más en su familia de osos, básicamente se hizo una fiesta por ellos y la bebé que venía en camino.

—¿Cómo esta...?—Preguntó el de ojos azules, sentía su cuerpo adolorido, pero estaba feliz, su vida parecía estar mucho mejor ahora.

Henrick cuando se enteró de aquello gracias a Frank, no supo como reaccionar... Decidió dejarlos, no podía permitirse perder a quien cuidaba de su hijo (y bisnieto) Jhonatan. No podía negar que amaba al azabache, más ahora que podían enmendar las cosas.

Freddy estaba emocionado, casi chillando debido a la emoción, aunque tuviese un par de años demás y fuera abuelo. Sabía lo doloroso que podía llegar a ser aquello, pero ahí estarían todos para apoyar a los nuevos padres.

Una semana después, Juliet acompañaba a la familia, para Gold y Golden, fue divertido enseñarle al albino menor como debía comportarse con su hija, enseñándole a ser un padre lo mejor posible mientras que Freddy y Fred enseñaban a Física las labores que debía hacer como cambiar los pañales o darle de comer. Y cuando dejaron a los primerizos con su hiija tan sólo un poco, cayeron en cuenta que no podían hacerlo solos.

Que necesitaban darle más tiempo para que aprendieran como cuidar a la pequeña Juliet. Beth, la hermana de Física iba junto con los gemelos a la escuela, y cuando llegaba se ponía a jugar con su sobrina, era mejor para Física, quien aprovechaba de descansar un poco en lo que Gold Jr volvía del trabajo. Pronto tendrían que buscarse un departamento o una casa para comenzar a vivir juntos a solas, siendo sólo acompañados por su pequeña hija.

Fred estaba extrañado, desde el nacimiento de su nieta no había conseguido ponerse en contacto con su padre, cosa que le preocupaba, pues desde hace unas semanas este mismo le había dicho que se encontraba algo enfermo.

—En serio me preocupa Gold...—Dijo el azabache, dejando de lado el libro que leía, suspirando y viendo a su pareja, quien estaba quitándose la ropa para recostarse a dormir.

—¿Sigues sin poder hablar con él?—Preguntó el confundido y cansado albino, recostándose en la cama con sólo sus boxers puestos cubriéndose con las sábanas después.

—Nada... Ni siquiera me responde los mensajes...

—Que extraño...

Musitó el mayor, abrazando a su esposo besándole la mejilla, contándole que él tampoco lograba ponerse en contacto con su padre o con alguien de la mansión, no había nadie que le respondiera, cosa que le ponía nervioso, pues conociendo a su padre, jamás dejaría la mansión sola.

Era algo sospechoso, que sin dudas les traía nerviosos.

Meses después, casi a dos años de aquello, recibieron al fin noticias de lo que sucedía en la mansión y lo que había pasado con Frank. Henrick había caído enfermo y Frank se quedó a cuidarlo, ordenando que no se respondieran las llamadas de Gold, Golden, Fred o de Freddy, y él mismo se encargaba si iba la policía o alguien queriendo saber la situación del cabecilla de la familia Golden.

Hasta que se tuvo que hacer publica la noticia. La noticia de que Henrick Golden había muerto.

Y con ello, Frank se había suicidado, dejando una carta donde explicaba algunas cosas a sus hijos, destacando sobre todo, que cuidasen del niño que estaba en la mansión, y que él se iba al no poder permitirse vivir si Henrick no estaba con él. No ahora que había conseguido oírle decir que lo amaba e incluso se habían casado en secreto.

Freddy cuando se enteró de eso se desmayó, teniendo un profundo bajón emocional, igual que Golden. Gold por otro lado se tragó la tristeza por la situación, preparando el funeral de ambos para dentro de unos días, Fred fue el encargado de contarle a su hijo y a Física de lo que había sucedido.

Y para nadie pasó desapercibido el llanto de dolor del rubio, quien se aferró a su cabello mientras murmuraba el mismo nombre una y otra vez. Ese mismo día, a la hora de la cena la puerta fue golpeada, una sirvienta que llevaba unas maletas, la carta y a un pequeño niño se presentó.

—¡Jhonatan!—Gritó Física, empujando a su padre para lanzarse a abrazar al niño de unos seis años, quien mantenía una expresión difícil de describir.

Pero aún así, correspondió al abrazo con seriedad. Gold reconoció la mirada, una mirada fría que lo hizo temblar. ese niño era parecido a su padre, pero al mismo tiempo...

Parecía ser frágil y casi una niña, igual que Física...

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora