Capítulo 13

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𝑬𝑫𝑬𝑵

Las cosas van bien, más que bien.

Ayer volví por fin al apartamento de Julen junto a mi hermano, Julen y Virginia. Todos junto a Mallory me han hecho compañía en el hospital estos días, y a parte han venido a verme Lawson, el resto de los chicos y algunos compañeros de la uni. Me he sentido realmente querida estos días. Gracias al cielo mi hermano no se va hasta dentro de cinco días y podré disfrutar de él fuera del hospital aunque aún no pueda hacer esfuerzos.

Ya me han quitado las vendas del abdomen y ahora sólo tengo un apósito a lo largo de la pedazo de raja que tengo en la barriga. Mi hermano besa mi frente cuando pasa por delante de mí para ir a la cocina con Virginia a ver qué hace de cenar. Julen baja también por las escaleras y me sonríe. Se sienta a mi lado con cuidado de no hacerme daño y me mira.

-¿Cómo te encuentras?

-Más bien que nunca, en realidad. -murmuro. -Me siento más en casa que nunca. Tu madre haciendo la comida con mi hermano metiendo la nariz por allí... Sólo me falta a papá fumando en el patio con tu padre y a mamá regañando a Santi por meter el dedo en la olla.

-Santiago, no metas el dedo allí, hombre. No está terminado. -se escucha decir a Virginia.

Miro a Julen y ambos nos reímos a la vez, pero se me escapa una lágrima nostálgica por mi ojos derecho la cual limpia Julen.

-Sólo te quedan dos meses para terminar el semestre y podemos ir a visitarlos a Barcelona. -susurra acariciando mi pelo. Yo asiento con la cabeza.

El timbre suena y Julen me da una pequeña sonrisa antes de levantarse para abrir la puerta. Me levanto poco a poco para ir a buscar agua a la cocina pero me detengo al ver a China, la hermana de Julen, en la puerta con una bolsa de deporte en la mano. Voy a la cocina y miro a Virginia que está golpeando la mano de mi hermano.

-Esto... Está China allí fuera. -murmuro señalando detrás de mí.

-Ostras, China. -susurra Virginia echándose las manos a la cabeza. -Ocúpate de esto y no le metas el dedo. -le dice a mi hermano.

Sale rápidamente de la cocina y nos deja a Santi y a mí en la cocina.

-La loca llegó. -canturrea él removiendo lo que hay en la olla.

-No la llames loca, hombre. -lo regaño. -La chica a lo mejor ha cambiado.

-Si, y yo me cambio de calzoncillos cada día. -dice con ironía.

-Dios mío, Santi, qué asco. -carcajeo. Él se ríe y besa mi cabeza.

-¿Duele ese rajote? -pregunta señalando mi barriga.

-Molesta, sólo eso. -sonrío un poco.

-Mañana incumpliremos un poco las normas y comeremos tacos. -me susurra como si fuera el secreto más grande del mundo. Yo sonrío ampliamente.

-Si es que no puedo quererte más. -digo poniéndome de puntillas. Beso su mejilla muchas veces y él se ríe un poco.

-Ya está, ya está. -dice Virginia entrando en la cocina.

Nosotros asentimos con la cabeza y salimos juntos de la cocina. Cuando llegamos al salón, veo a China sentada en una silla del salón con sus piernas cruzadas y su móvil en las manos. No es por ser mala, pero prefiero no estar muy cerca de ella por si acaso. Puedo ver que no ha cambiado mucho. Pelo rubio corto por los hombros, delgadita y... ya. Lo único cambiado que le noto son sus uñas largas y puntiagudas tal bruja. Lo que es, vaya.

Maldad fuera, Eden. Tú no eres así.

-Vaya, vaya. -dice ella sin quitar la mirada de su móvil. -Huele a farsa desde aquí.

"SERENDIPIA" {FBTNY #1} ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora