Capítulo 7

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Alan

Si Harold pensaba que me iba a quedar con los brazos cruzados mientras Celeste y él tienen una cita entonces está mal, pues simplemente quiero saber que es lo que trama con Celeste, al salir del estacionamiento solo pasé a un lugar donde ya no se notaba mi automóvil en el restaurante, tomé mi sudadera negra y mis gafas azules, me coloqué la ropa y las gafas para que Harold no notará mi presencia.

Abrí la puerta de mi automóvil para bajar y después la cerré para posteriormente caminar.

Mientras me acercaba a la cafetería me preguntaba algo, ¿quién de los dos habrá invitado al contrario?, tendré que confirmar cuando esté cerca de ellos.

Traté de que no me vieran cuando entré a la cafetería, aparentemente lo había logrado, soy increíble, Alan, tú eres increíblemente guapo.

Sin que Harold o Celeste vieran como me acerqué me senté en la mesa atrás de ellos pero de espaldas.

Tomé la carta y hice como si estuviera leyéndola mientras oía lo que ellos decían.

—Te noto algo raro Harold —Dijo Celeste.

Oí como Harold soltaba una risa leve.

—Es que... Te ves muy hermosa hoy —Dijo Harold.

Lástima que no pude ver como reaccionó Celeste.

—G-gracias...—Dijo nerviosa Celeste.

—Y dime, ¿qué necesitas? —Preguntó Harold.

—Realmente nada, sólo quiero hablar contigo, contar nuestros asuntos, como los amigos que somos —Dijo Celeste.

Ella quería disfrazar la situación, pero aún podía sentir su nerviosismo aunque no estuviera enfrente de ella, era obvio, ella quería a Harold.

Tomé mi celular y busqué el contacto de Celeste.

Haz cambiado el contacto de "Mi cielo Celeste ♥" a "Celeste".

Muy romántico, lo sé.

Suspiré y me levanté mientras dejaba propina en la mesa aunque no haya comprado nada.

Y salí de aquella cafetería.

Subí a mi coche y elevé la música de la radio.

Maldita sea, Celeste quiere a Harold.

Golpeé el claxon y luego acomodé la cara en él.

Pero, ¿y Eva?.

Ella no merece esto por parte de su mejor amiga.

Cuando alcé la vista vi a Celeste caminar, primero estaba molesta, y luego su cara tenía un semblante triste.

Dudé en salir o no del automóvil.

—¡Celeste! —Grité y bajé de mi coche.

Ella ya estaba casi cerca de mi auto, ella se acercó y me miró.

Sus ojos verdes esmeralda tenían un brillo, pero no era de felicidad, parecía que estaban a punto de llorar.

—¿Qué haces aquí Alan? —Preguntó ella.

—Yo... Eso no importa, ¿por qué estás triste? —Pregunté ahora yo.

Ella agachó la mirada.

Me sentí mal de verla así, desilusionada.

—Oye, ¿quieres que vayamos a comprar un helado?.

Ella alzó la vista.

—Si es de fresa, sí —Dijo y dio una pequeña sonrisa.

Yo también sonreí.

Me acerqué a ella, tomé su mano y empezamos a caminar para subir a mi automóvil y ir a una heladería.

-483 palabras-

Editada: 17/05/2019

Los Tres Amores De Celeste ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora