¿Hiciste un amigo, Shigeo?

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-Has mostrado tus valores, chico, de verdad que no entiendo como puede la gente dejar tan de lado a los que no tienen "alma gemela", eres estudioso, apuesto y tienes una linda sonrisa, de seguro que esa niña ya te vio y ni siquiera te has dado cuenta. No tienes porqué hacer caso al "destino", si ella realmente te quiere y tú a ella, no habrá forma de que las cosas se arruinen. Pero si existiera el caso de que ella prefiera estar con su otra mitad... Supongo que no puedo hacer nada por ti, conseguirte una marca, es posible, pero no puedo garantizar que sea permanente o siquiera de la persona que tú quieres que sea.

Teruki escuchaba con atención cada palabra para no olvidar cada mínimo detalle, con sus ojos llorosos por tanta impotencia acumulada por años, aguantó la idea de ser consolado por otra persona; desde el momento en que había nacido había sido criado de tal forma para que se diera por vencido y viviera una vida solitaria, sin algo como un acompañante, amigo, amante, esas cosas no debían de existir en su mundo, a toda costa. Quería romper con ello, tocar la mano de otra persona, besarla, tener una adolescencia cualquiera.

-Ah, tengo una pregunta -Habló el rubio, mirando al hombre con el cuál había estado hablando, considerando la idea de conseguir un "alma gemela", pero no era lo que exactamente quería- ¿Existe la posibilidad de que alguien nazca con más de un destinado?

-... -Silencio. Reigen se acomodó en su silla y dio unas vueltas en ella, gruñendo para darle entender a el chico que estaba pensando muy seriamente en esa respuesta; de hecho, tan solo buscaba una excusa para no revelar el secreto de su chico (había millones) y que no sonase sospechoso al pronunciarla- Uhm, no lo creo, Teruki, eso solo se ha contado como una leyenda y ya. ¿Por qué viene al tema? ¿Conoces a alguien que pueda ser así?

Hanazawa también lo pensó mucho. Estaba la posibilidad de que Kageyama no se lo hubiese contado a nadie en su vida, además de a sus padres, pensaba, no debía de meterse con él antes de siquiera haberlo conocido, y haberlo visto tan solo dos veces.

-U-uhm, no lo creo, solo se me ocurrió -Se alzó de hombros, viendo inquieto si el azabache volvía por la puerta- Señor Reigen, ¿Usted cree que pueda volver algún otro día a hablar con usted? Sabe, uh, no tengo a nadie con quien hablar de esto y... realmente necesitaba desahogarme.

-¡Epa, niño! No soy un terapeuta, no puedes venir a mi consulta a hablarme tan solo de... -Reigen se avergonzó al hablar de esa forma, el rostro de Teruki se había deshecho de toda esperanza, ladeó sus labios, y ese fue justo el momento en que la puerta se abrió y entraron Serizawa con Kageyama, también otra persona que no pudo identificar debido a su falta de energía psíquica.

-Usted es el único que me puede escuchar, me entiende y no me juzga, le pagaré lo que me pida, no lo molestaré todos los días, no si así lo quiere, tan solo le pido... que me ayude -Gruñó acercándose al adulto, no enojado, aterrado de ser escuchado y juzgado por las personas que acababan de entrar, susurraba con temor, con su piel de gallina y ojos acuosos, no quería volver a verse débil frente a Kageyama, era embarazoso y sus nulas oportunidades serían más que negativas. De su bolsillo sacó lo que equivaldría sesenta dolares y lo dejó sobre el escritorio, vio por el rabillo de su ojo como el otro adulto llevaba a Kageyama y el tal Ritsu a otra habitación- Muchas gracias y perdón por haberle hecho perder el tiempo, señor.

-Espera -Reigen se paró de su lugar y tomó los billetes, contándolo uno a uno. Contó una cantidad y luego los separó, devolviéndose su mayoría al chico- No cobro demasiado, tus padres no querrían que malgastaras su dinero.

-Con todo respeto, a mis padres les importo un carajo, señor.

El pelirrojo retrocedió a su escritorio y sacó una pequeña hojita de papel, anotó su nombre y teléfono, en aquel momento no tenía tarjetas. Teruki pensó que quizás había olvidado que su número telefónico estaba en su página oficial, pero al recibirlo pudo leer que no era el mismo.

ᴋᵒⁱ ⁿᵒ ʸᵒᵏᵃⁿ //ᵗᵉʳᵘᵐᵒᵇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora