Libertad Condicional. (Harco)

Capítulo 12

Deseo.

Mi deseo, ¿qué era lo que yo deseaba? ¿Qué era lo que anhelaba? ¿Levantarme? ¿Ser feliz? ¿Encontrar el amor? ¿Olvidar? ¿Libertad? ¿Un amigo? ¿Un abrazo? ¿Tener un trabajo estable?

Ahora mismo ya no sabía que era lo que quería, ni que razón podría encontrar para seguir luchando y viviendo.

¿Por qué seguía respirando?

Me tenía lástima a mí mismo, me odiaba y estoy seguro que el sentimiento de muchos no es diferente hacia mí. De algún modo, cansaría a todos los que estén conmigo.

¿En serio para ellos es tan fácil decirme que siga adelante y no me rinda?

Porque yo estoy demasiado cansado de seguir viviendo, ya no tengo fuerzas ni para levantarme del piso, solo quiero quedarme aquí.

¿Qué es lo que busco para seguir viviendo? ¿Cuál sería mi razón para continuar? ¿Qué quiero que me digan para no rendirme? ¿Que deseo que hagan para que yo siga luchando?

Ellos no lo saben, ni yo tampoco. Las personas se rinden al querer ayudar a alguien, se cansan al ver que no pueden hacer nada, y se van tan fácilmente.

¿Por qué es tan complicado?

Me senté en el piso mirando levemente hacia mi alrededor, busqué mi ropa que fue arrancada de mí y me la coloqué de manera lenta. Me dolía, mi cuerpo me dolía demasiado.

Sosteniéndome de la pared logré ponerme de pie mientras buscaba mi mochila con la mirada. Levantarle me costó, al igual que agarrar el dinero. Con este dolor no podría moverme bien en días.

Caminé hasta la puerta del depósito y salí rogando que nadie se fijará en mí. Lo cual, no era difícil que pasará. Muchas personas están perdidos en sí mismos y no ven lo que hay a su alrededor y si lo ven, no hacen nada al respecto.

Seguí caminando lentamente por el centro comercial, queriendo encontrar la salida de ese lugar, había demasiada gente y eso me molestaba, como también me hacía sentir asustado.

Ni siquiera podía caminar cerca de ninguna porque todo estaba lleno de locales. Muchas personas caminando a prisa o lentamente observando las tiendas y sus productos.

Hubiera querido también ser de esas personas que caminan observando cada cosa sin ninguna preocupación, pero no podía, no era como ellos y dudaba poder serlo.

Bajaba las escaleras lentamente llegando hasta la planta bajaba. Debía estar sereno, sin embargo yo solo quería llorar y romper todo a mi alrededor.

Caminé hasta la puerta agarrando mi mochila con fuerza mientras salía lentamente del lugar, evitando lo más posible a las personas.

A pesar de todo, yo soy un Malfoy, incluso si quieren quitarme el nombre, yo sé lo que soy y sé que hay personas esperando por mí, mi familia.

Sé que ellos me esperan y que volveremos a estar juntos. Solo espero poder encontrarlos antes de ya no tener fuerzas para levantarme una vez más.

Pero incluso caminar estaba siendo una tortura para mí, cada paso que daba era recordar todo lo sucedido anteriormente y ahora mismo solo quiero olvidar.

Sé que no puedo lanzarme un Obliviate a mí mismo, no solo por no tener una varita, pero si pudiera me lo lanzaría una y otra vez.

Maldición, extraño la magia, incluso más el hacer pociones y crear más de ellas, quería tanto tener un laboratorio de pociones propio, hubiera sido mi orgullo.