Chen es un chico normal de 19 años, que por razones de la vida, debe mudarse a la casa de su fallecido padre.
En este lugar toda su vida se dará vuelta, todo lo que él pensaba y creía cambiará... Pero estos cambios, ¿Le harán bien a su vida y a la d...
-Chen; Despierta, Chen -pronunciaba mi hermana- ¡Esta despertando! -habló feliz mientras mis ojos se abrían lentamente.
-¿Qué sucede? -pregunté mientras sobaba mis ojos- ¿Por qué me miran así? ¿Qué pasó? -murmuré, pero todos los recuerdos volvieron a mi mente en ese instante- ¡Hay que buscar a Kim y Akay!
-Primero, cuéntanos qué sucedió. Después de la llamada simplemente te desmayaste -murmuró Aki, empujándome levemente para que vuelva a sentarme.
Miré atento a los dos chicos frente a mí, los cuales me miraban de la misma forma, esperando explicaciones. Sin poder ocultarlo más, les conté todo lo que había sucedido anteriormente, comenzando por mi padre y por fin, a lo que había sucedido horas antes.
-¿Por qué no me lo habías dicho antes? -preguntó la menor, sentándose junto a mí, su expresión era rara, no mostraba ni enojó ni pena; Mejor dicho, era una expresión que nunca antes había visto en ella, era como si toda luz se haya desvanecido de su mirada, daba un poco de miedo.
-No podía ponerte en riesgo, no quería que sufrieras, no quería verte en estas circunstancias. No quería que estuvieras en el riesgo que estás ahora -respondí sinceramente, reprimiendo mis lágrimas.
-Aún así debiste avisarme, también es mi padre el que estaba involucrado, tengo derecho a saber lo que esté relacionado con él. Ya lo perdí a él, sin poder luchar o ayudarlo, ¿Quieres que suceda lo mismo contigo? No me rendiré, no dejaré que nada te pase, no te voy a perder tan fácil -mantuvo su semblante serio.
-Lo siento, pero eso no cambia mi opinión. Te conté, pero no quiero que te involucres -vi que Aki iba a protestar, y rápidamente agregué- Tienes que cuidar a mamá, tú y ella deben mantenerse al margen de lo que sucede.
Dicho esto nadie más contestó, me levanté de mi lugar, busqué las llaves de la casa y una pequeña navaja. Me dirigí hacia la entrada de la casa, sintiendo la mirada de los otros dos sobre mí.
-Cuida a Aki -volteé a ver a Lay.
-No puedo -se acercó a mí- No puedo dejarte ir solo, también son mis amigos los que están en riesgo. En este momento, me da igual lo que digas, iré contigo o sin ti, pero iré.
Su rostro mostraba seguridad, y sus palabras firmeza. Haga lo que haga, no podré detenerlo.
-Esta bien, vamos. Aki, cierra todas las ventanas y puertas, si algo sucede, llámame, si no contesto por X razón, llama a la policía cuanto antes. Cuídate mucho por favor -besé su frente, obteniendo una sonrisa de respuesta.
Salimos de casa, cerrando la puerta tras nosotros. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar que dejaba sola a mi hermana, me hundí en mis pensamientos hasta que sentí una mano apretar levemente mi hombro.
-Todo estará bien -el rubio captó mi atención- Ya llamé un taxi, está por llegar, tranquilízate. En este momento no nos sirve estar tensos, Aki estará bien, lo sé, ahora solo queda ayudar a Kim y Akay.
Solo asentí, ¿Qué todo estará bien? Lo dudo, y sé que él también sabe que esto va a ser complicado, no nos dejarán ir tan fácilmente.
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-Pónganse cómodos, pasarán aquí un largo tiempo -dijo la voz; segundos después, la puerta se cerró, dejándonos encadenados dentro de la habitación.
Miré a mi "compañero de habitación", notando como tiembla y llora desconsoladamente. Está así por mi culpa, todos están mal por mi culpa.
-Akay -decidí nombrarlo, intentaré calmarlo un poco; el nombrado me miró, mas no dijo nada- Tranquilo, buscaré la forma de sacarnos de aquí, tenlo por seguro.
Mi amigo asintió, aún así, las lágrimas seguían cayendo; no lo culpo, no tiene nada que ver con esto, no debería estar acá.
-Kim -habló entre sollozos- Kim, ¿Estará bien? Él intento liberarnos de esos hombres; lo golpearon mucho. Su frente sangraba, y no me dejaron ayudarlo; en el auto el perdió la conciencia -su mirada era triste- Dime que está bien, por favor dímelo.
-No lo pude ver, pero seguro está bien. Él es fuerte, no perderá una batalla solo por unos golpes; aparte, creo que está en la misma habitación que Lay, el podrá curarlo si está herido.
Por primera vez su rostro se relajó, dejando ver un leve sonrisa sincera. Pero rápidamente cambio al recordar nuestra situación.
-¿Por qué estamos aquí? Yo... Kim y yo estábamos caminando hacía el parque, y de la nada un auto se nos cruzó. De él bajaron tres personas y comenzaron a forcejar; intenté alejarlos, Kim los golpeó, pero nada sirvió. Nos trajeron a este lugar. Lo único que nos dijeron es que estamos aquí por ti, ¿Te hicimos algo malo? ¿Por qué nosotros tenemos que estar aquí? ¿Te hicieron algo? -comentó rápidamente, sus palabras eran casi inentendibles, pero es lógico, está nervioso.
Luego de dudarlo unos segundos, decidí contarle lo sucedido hasta este momento. Describiendo cada carta que encontré y que llegó a mí, como llegamos a este lugar y otros detalles necesarios para que entendiera todo.
El silencio ocupo toda la habitación después de que terminé mi relato, el chico frente a mi intentaba entender todo lo que yo había contado.
-Entonces -suspiró- Todos estamos aquí injustamente, por el pasado de tú padre, ¿No? -asentí- Bien, supongo que entiendo, pero esto no puede quedar así ¡Vamos escapar! -gritó enojado, como si estuviera retando al secuestrador.
Sus últimas palabras comenzaron a retumbar en mi cabeza, debemos hacerlo, o al menos, ellos deben salir de aquí, cueste lo que cueste.
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