Capítulo 3

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¡Hola internet! Omae wa mou shinderu ¡Disfruten!

Advertencia del capítulo: Referencias a la pequeña novela de Danganronpa if, pero no exactamente spoilers de lo que ocurre en la novela.

Capítulo 3
¿Súper Modelo Definitiva?
⭐️❤️⭐️❤️

Makoto se despertó sintiendo la peor migraña de su vida, como si estuviera atrapado en una espiral oscura y melancólica que lo hacia girar y girar, trayendo consigo unas inevitables náuseas. Makoto abrió los párpados, adolorido, notando un extraño vendaje húmedo en la parte superior de su rostro, y al sentirlo escurrirse libremente por su adolorida frente se estremeció. Desagradándole por completo la sensación.

Trato de recordar el por qué estaba acostado en aquella cama desconocida, sintiendo un débil sentido de familiaridad por el aroma a cítricos que tenían impregnados las sabanas que lo acobijaban.

¿Dónde estaba él?

—¿Despertaste? Oye, Naegi. ¿Puedes escucharme? ¿Cómo te sientes?

Le tomo unos pocos segundos para acostumbrarse a la brillante luz, encontrándose con la preocupada mirada del beisbolista definitivo.

Kuwata siguió hablándole, reclamándole por cosas que realmente no lograba procesar. Seguía aturdido tratando de ordenar sus últimos recuerdos; Ellos habían hablado, bromeaban y reían, y entonces algo se volvió extraño.

¿Le había dicho a Kuwata que le gustaba?

¿Por qué había hecho algo así?

Sintiéndose un poco mareado, se sentó en la suave cama, quitándose la húmeda toalla de su frente. Observo que el pelirrojo seguía parado enfrente de él, ahora molesto por verlo sentado como si nada.

—Bueno si ya estás mejor, creo que deberías de irte. Ya son más de las diez de la noche y no creo que sea buena idea que sigas aquí.

Bien, lo había arruinado a lo grande.

—No... Espera, no quiero que las cosas sean así ahora...

—¿Así cómo?

Naegi ya había pensado que no iba a ser fácil confesar sentir ciertos sentimientos por otro chico, en especial Kuwata, pero esto se estaba volviendo un poco frustrante.

—Incomodo...—pronunció Naegi con dificultad la palabra, después de pensar en el mejor adjetivo que describiría su situación.

—... Tal vez sea lo mejor, ni siquiera estoy seguro de querer verte más—el beisbolista frunció el ceño, sin darle ni una sola mirada a Makoto.

—¿Lo... Lo dices enserio...?

Leon abrió y cerro la boca, hasta que finalmente dijo—. Bien, maldita sea... Di lo que quieras decir, pero mi respuesta va a seguir siendo la misma. No me gustan los chicos, viejo—Kuwata se dio media vuelta, y comenzó a ordenar su cuarto, regresando muebles a su lugar y eliminando toda evidencia del béisbol.

Makoto lo siguió con la mirada, sintiendo la ansiedad hundiéndose en su estómago. Había un millón de formas en las que esto podría terminar mal, e incluso si iba bien, incluso si lo rechazaban amablemente. ¿Leon lo evitaría después? Kuwata definitivamente no se sentía atraído a él. ¿Y si la poca amistad que habían construido se iba al caño?

Desesperado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora