Desesperado Amor

Capítulo 12

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Capítulo 12
Cita de juego
⭐️❤️⭐️❤️⭐️💔⭐️❤️⭐️❤️⭐️❌

Cuando Ishimaru aceptó el duelo de resistencia en el sauna contra la persona más detestable que había conocido en su vida, se sintió confiado de ganar.

Después de todo, creía conocer al tipo bueno-para-nada que era Owada Mondo: tan solo un matón cobarde, un perdedor que había tirado un brillante futuro por unirse a una pandilla de motociclistas en lugar de esforzarse por llevar una vida honorable.

Al ganar, pretendía darle una lección sobre lo que podría llegar hacer una persona que se esforzaba y resistia lo suficiente para lograr sus objetivos, pero...

"Los Crazy Diamonds son más de lo que tú piensas.
Mi hermano lo dio todo para formarlos.
Tengo que proteger su legado y de alguna forma superarlo.
Tengo que ser más fuerte que él.
No puedo fallarle, no después...
De todo lo que hizo por mi."

En un extraño momento de debilidad, probablemente causado por el calor sofocante del sauna y los continuos insultos lanzados el uno al otro, Mondo le contó su historia para acallar sus críticas. Y cuando se encontró de nuevo con su mirada, Kiyotaka sintió una extraña camaradería con él, por todo su amargo temor al fracaso y a no ser lo suficientemente bueno para la persona a la que estaba destinado a enorgullecer.

Conmovido, compartió un poco de su historia también, mostrando su desprecio hacia los aclamados genios y su ferviente deseo de superarse a sí mismo a través del trabajo duro, deseando incluso crear un cambio en el mundo donde se recompensará realmente el esfuerzo de las personas.

Todo su dolor, sus preocupaciones y sus dudas fluyeron fuera de su cuerpo, como si años de soledad y represión finalmente salieran a la superficie. Como si ambos comprendieran el peso que tenían al ser nada más que fuertes y exitosos por su familia. Mientras que uno enfrentaba la gran fama de su adorado hermano, el otro lidiaba con la terrible reputación de su odiado abuelo.

Mondo apoyó su mano en su hombro con empatía, y aunque el contacto contra su piel caliente se había sentido como un latigazo en llamas, Kiyotaka lo dejó pasar por la clase de momento que estaban compartiendo. Ni siquiera le importó cuán extraño debía de verse llorando dentro de un sauna, y mucho menos le importó que hace algunas horas estuvieran discutiendo entre maldiciones.

Su cuerpo se volvió como una antorcha viva, pareciendo que todos sus músculos ardían, tensándose y temblando bajo la conexión de un recién formado lazo fraternal entre hombres.

Y a partir de ahí, todo se volvió confuso.

El calor del sauna comenzó a sofocarlo y al mismo tiempo lo hizo sentir débil, lo cual provocó que terminara de una vez por todas la ridícula competencia y rivalidad que tenía con Mondo.

A medida que salía del sauna, su visión se volvía borrosa y sus piernas empezaban a temblar sin control. El contraste repentino de temperatura golpeó su cuerpo sin piedad, llevándolo a un estado de confusión mayor.

Aunque trató de mantener la compostura, su risa desenfrenada llenó el aire, un sonido que nubló cualquier pensamiento racional.

En medio de esa embriaguez emocional, compartió algunas bromas con su recién jurado hermano, y luego con alguien gracioso que se le hizo lo suficientemente simpático como para querer profundizar los lazos que estaba construyendo en ese momento.