Capítulo 3

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Desde que había empezado el primer descanso, él no le había quitado la vista a su prima, que estaba hablando alegremente con sus futuros compañeros de club y junto a Sarada

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Desde que había empezado el primer descanso, él no le había quitado la vista a su prima, que estaba hablando alegremente con sus futuros compañeros de club y junto a Sarada.

La Akimichi agarro la mano del rubio y la alejo de la mesa diciéndole que parara que el sonido le tenía hasta arriba.

Pues desde que se había sentado en su lugar, no había parado de tamborilear sus pálidos dedos contra la mesa.

El chico soltó un suspiro y siguió mirando en la misma dirección, pero esta vez sin tamborilear los dedos en la mesa.

ChoChou también soltó un suspiro y decidió preguntarle a Inojin que le pasaba para que no le estallara el cerebro de tanto pensar:

— ¿Y bien? ¿Qué hiciste ahora para que te estés carcomiendo internamente? —

— Ayer le dije que Boruto quizás tuviera segundas intenciones con ella y pues Sumire dijo lo contrario. — Dijo el chico de una.

— En resumen te dieron esos celos de primo... Otra vez. — Le dijo con desdén.

— Que no son celos... — Dijo el rubio, estampando la cabeza contra la mesa.

— Y yo estoy casada con Todoroki Shoto. — Dijo con sarcasmo.

— Eso nunca pasara por que es un personaje 2D... ¿¡Agh?! ¡Hey! — Se había quejado el Yamanaka al sentir que la Akimichi lo había golpeado.

— Eres un monstruo sin corazón. — Lloro falsamente ChouCho. — Sumire tiene todo el derecho de enojarse contigo.

Inojin decidió ignorar a la castaña, ya que ahora si que no estaba de ánimos.

— ¿No crees que deberías hablar con él, Kakei-San? — Pregunto la Uchiha.

— No lo hare. — Dijo decidida.

El día de ayer, Sumire se había enojado con su primo Inojin por ser desconfiado de sus propios amigos. Una cosa que ella no podía tolerar.

— Pero parece muy deprimido. —

— Fue muy feo lo que hizo. — La chica parecía un poco molesta. — Sarada, ¿Tú crees que Boruto-Kun tenga segundas intenciones con una chica que recién conoce?

— ¿Eh? —

Ahora que lo pensaba, Sumire había llegado sola el día de hoy y apenas vio al Uzumaki se había disculpado por sus propias acciones y por las del Yamanaka. Ahora podía entender la razón por la cual la chica de cabello violeta se había enfadado.

— No. — Dijo Sarada, pero después agrego unas palabras que ofendió un poco al Uzumaki. — Porque ninguna chica de la escuela quiere un chico tan problemático como él.

— ¡Hey! —

— Los Uchihas siempre molestan a los Uzumakis. — Dijo la Uchiha con orgullo. — Deberías estar acostumbrado.

La chica de cabello Violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora