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Llevábamos casi un mes viéndonos, en encuentros meramente carnales. Ese era todo el consenso al que habíamos llegado. Los dos evitábamos cualquier contacto que no fuera más que el de nuestro cuerpo entrelazados.

Estabas haciendo lo que te había pedido. Y aunque me dolía, prefería tenerte de aquella manera a no tenerte en lo absoluto.

Nadie sabía de nuestro acuerdo, sabíamos que no lo comprenderían, probablemente KyungSoo no le habría importado romperte el rostro si hubiese sabido lo que hacíamos. Para todos nuestros amigos, ambos ya nos estábamos superando. Ya no había necesidad de tener la guardia alta cuando nos encontrábamos juntos.

Pero no hablábamos. No nos decíamos nada en absoluto, no cuando estábamos con gente, ni cuando estábamos solos. Todo sucedía en un mutismo asfixiante, donde saber cómo estabas, o qué hacías, qué estaba pasando con tu vida, era como una forma de volver a sentir el aire entrar a mi sistema. Pero el aire no llegaba. Solo nos limitábamos a palabras simples y pocos comprometedoras.

Mi brazo estaba sobre tu cintura, y mi vista fija en tu perfil. Tu respiración era calmada, y tus ojos estaban cerrados.

-Quédate- susurré, sintiéndome confiada, con la bruma de la ensoñación surcando mi mente, de que te quedarías. Pero te levantaste, sentándote apresurado en la cama, dándome la espalda... y juro que podía adivinar la expresión de tu rostro.

De repente la calma que había en la habitación se había transformado en una tensión palpable. No dijiste nada, solo te quedaste ahí, esperando.

A sabiendas de que cualquier cosa que hiciera podría hacer que te fueras en un parpadeo, ya me estaba acostumbrando a perderte continuamente, así que pensaba que esta no podría doler más de lo que las anteriores lo habían hecho. Así que acerqué mi cuerpo desnudo, hasta que mis brazos te rodearon. Supuse que era una señal que no te hubieses alejado al instante de sentir mi cuerpo contra el tuyo, a pesar de lo tenso que te sentía. Acerqué mi boca hasta tu oído. Deposité un beso cerca de tu lóbulo y susurré.

-KyungSoo no vendrá hoy-, expliqué, intentando que te relajaras y decidieras quedarte.

Mi corazón se detuvo cuando te levantaste, deshaciendo mi abrazo.

Deshaciéndote de mí.

Y fue como si el dolor me hubiese apuntalado de repente, aun cuando se suponía que tu rechazo no dolería, por lo menos no tanto como todas las otras veces, el dolor fue una estocada limpia. Y todo mi cuerpo parecía haberse concentrado en esa estocada que ya estaba lista para doler, como no lo había hecho nunca.

Bajé mi cabeza sintiendo como las lágrimas ya acumuladas, empezaban a caer. De repente sentí el frío de la habitación, y tuve la desesperante necesidad de cubrirme. Era consciente de que aun estabas en la habitación, pero ya debías estar listo para irte, para volver a dejarme sin mirar atrás. Pero, antes de que cualquiera de esas cosas sucediera, el calor de tus brazos me cubrió, sobresaltándome. Y sin pensarlo, también envolví mis brazos a tu alrededor, sintiéndote llenar cada parte de mi ser.

"Fuiste una visión por la mañana, cuando la luz entraba."

COLORS ° SHOT| Park ChanYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora